Podría tratarse de cualquier película distópica que acostumbra a asomar en la cartela, de un Battle Royal más o incluso de la sinopsis de un vídeo juego, pero no. Una vez más, la peor de las condiciones del ser humano, la barbarie vuelve a tener su mejor ejemplo en la realidad. O de su pasado, porque hablamos de uno de los peores capítulos de matanzas de la historia, la de la guerra civil serbio-bosnia y de la carnicería de Sarajevo. ¿Se imaginan que alguien estuviese dispuesto a pagar una cantidad nada desdeñable de dinero por pasar un fin de semana ocupando el puesto de un francotirador, en una zona de conflicto, y poder asesinar indiscriminadamente al civil que viesen?
Este martes ha trascendido que la Fiscalía de Milán investiga precisamente eso. Una suerte de ‘safaris humanos’ en el que ciudadanos de a pie -vinculados a la extrema derecha italiana y/o amantes de las armas de fuego- pagaban una especie de paquete vacacional para trasladarse a la capital de Bosnia-Herzegovina, enclave sitiado del 1992 al 1996 y bajo bombardeos serbios, y allí ocupar un nido o puesto de francotirador para abrir fuego contra personas desarmadas. Las mismas que tenían que jugarse la vida entre los escombros de la ciudad cuando pasaban por la calle Mese Selimovica, una arteria tristemente conocida como la ‘avenida de los francotiradores’.
Unas 11.000 víctimas mortales quedaron sobre el asfalto, por culpa de los disparos de los francotiradores entre los que se cree que, al menos, podría haber un centenar de estos turistas asesinos, cuya presunta acción se investiga ya en la justicia italiana como un presunto delito de homicidio voluntario con la agravante de crueldad y motivos abyectos. Todo parte de la denuncia del escritor y periodista Ezio Gavazzeni, que la fundamenta en los datos recabados durante una investigación ya plasmada en 2023 en el documental Sarajevo Safari, con autoría del esloveno Miran Zupanic. Lo que se creía que eran rumores y leyendas urbanas ha materializado en esa labor de documentación en la que también ha participado importantes figuras del país, como el exmagistrado Guido Salvini y Benjamina Karic, exalcaldesa de Sarajevo.
Vuelo a Belgrado y crimen contra civiles desarmados: desde 80.000 euros
Según la denuncia, una serie de 17 páginas que recopila testimonios y otros documentos, hay constancia de al menos 5 italianos que habrían hecho uso de estos ‘safaris humanos’ en Sarajevo. Concretamente, se menciona a un empresario milanés dueño de una clínica estética privada, pero también a ciudadanos de las ciudades italianas de Turín y Trieste, si bien el perfil que se maneja es de una persona adinerada o incluso millonarios.
Entonces, ¿cuánto pagaban por matar personas? Se cree que entre 80.000 y 100.000 euros por fin de semana. Allí estaban acompañados en las colinas para poder abrir fuego contra civiles. Eso sí, si se trataba de matar niños, les salía más caro. Llegaban a Sarajevo mediante un vuelo con trayecto Trieste-Belgrado, que en realidad se hacía bajo la coartada de una expedición de viaje de caza en grupo. En la lista que maneja el ministerio fiscal hay al menos una decena de personas que serán llamadas a testificar en la causa judicial.
Archivos ‘top secret’ y testimonios de agentes de Inteligencia
¿Cómo se ha llegado a tal conclusión? Lo cierto es que en la documentación que sustenta la denuncia se encuentran declaraciones como las de un agente de los servicios de Inteligencia bosnios, que apunta incluso a la existencia de documentos clasificados -bajo secreto- por la propia Inteligencia italiana. Esta última habría tenido constancia de las carnicerías pagadas en la época también a través de los servicios bosnios, que a su vez descubrieron lo que sucedía por una confesión de un miliciano serbio en un interrogatorio. Aquel hombre aseguró que esos ‘safaris’ existían y que él había estado con 5 de sus usuarios. Tres eran italianos y uno aseguró ser de Milán.
No es la primera vez que se habla de esta supuesta práctica deleznable en sede judicial. Ya durante el histórico juicio en La Haya contra el expresidente serbio -y yugoslavo- Slobodan Milosevic, distintos testigos coincidieron al describir la existencia de francotiradores que no eran como la mayoría. Vestían ropas distintas a las de las milicias y estaban acompañados por locales en las colinas donde se apostaban a disparar, también, con rifles de caza que se alejaban del armamento de guerra que portaban los militares.
