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Tony Radakin, ex almirante de las fuerzas británicas: «Rusia perderá, y perderá rápidamente»

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, asegura que Rusia está preparada para un conflicto, pero la inteligencia europea contradice su amenaza, en plena escalada de tensión entre Rusia y Occidente. El mandatario ruso ha dejado claro en sus declaraciones que está dispuesto a entrar en un choque militar directo con Europa, pero con matices.

Y esos matices los aclaró a medios rusos, asegurando que «no vamos a entrar en guerra con Europa; lo he dicho cientos de veces. Pero si Europa de repente quiere luchar contra nosotros y empieza, estamos listos ahora mismo«. Incluso llegó a advertir de que, en caso de ataque ruso, «no quedaría nadie con quien negociar la paz».

Sin embargo, fuentes diplomáticas y de inteligencia británicas sostienen que estas amenazas forman parte de «ruido de sables» interno y que Rusia sería derrotada con rapidez en una guerra convencional. El entonces jefe del Estado Mayor de Defensa del Reino Unido, Sir Tony Radakin, afirmó el año pasado que «Rusia perderá, y perderá rápidamente»

Una potencia militar que no iguala el músculo de la OTAN

Putin intenta proyectar la imagen de una economía de guerra capaz de sostener un conflicto prolongado. Rusia ha anunciado su mayor campaña de reclutamiento en casi una década, con el objetivo de alcanzar 1,5 millones de militares en activo para 2026. Su gasto militar en 2024, según el SIPRI, se situaría entre 118.000 y 125.000 millones de libras (entre 135.000 y 143.000 millones de euros), casi el doble que en 2021.

Aun así, las cifras no alcanzan el peso de la OTAN, que cuenta con 3,4 millones de efectivos, una fuerza aérea de 22.000 aeronaves y una proporción de dos a uno en tanques y tres a uno en artillería frente a Rusia. El Mariscal del Aire Richard Knighton recordó hace unas semanas que Moscú está viendo «sus objetivos bélicos erosionados: tenemos una OTAN más fuerte. Una OTAN más grande y rearmada».

Para algunos analistas, este desequilibrio explica la retórica del Kremlin. El ex agregado de defensa del Reino Unido en Moscú, John Foreman, señaló en una entrevista a The i Paper que «mucho de esto es puramente para consumo interno, para convencer a los rusos de que el generalísimo está a cargo y seguirá luchando para mantener a Rusia segura»; añadió además que es «exagerado que Moscú pase de eso a una confrontación directa con Europa y una alianza nuclear que es convencionalmente superior a Rusia». 

La advertencia que sí preocupa a la OTAN: un ataque limitado y rápido

Aunque la mayoría de expertos descarta que Rusia pueda ganar una guerra abierta contra la alianza atlántica, varios mandos europeos alertan de un riesgo distinto: un ataque limitado, rápido y focalizado.

El teniente general Alexander Sollfrank, jefe del comando de operaciones conjuntas de Alemania, aseguró a Reuters que «Rusia podría lanzar un ataque a pequeña escala contra territorio de la OTAN mañana mismo». No dijo que ese ataque fuese inminente, pero lo situó «dentro del ámbito de lo posible», especialmente porque la fuerza aérea y la marina rusas «seguían prácticamente intactas».

Para los servicios de inteligencia europeos, esa posibilidad encaja con la estrategia híbrida que Moscú ya está desplegando: incursiones con drones, operaciones encubiertas y actividades en infraestructuras críticas. Una fuente de inteligencia alertó, que «debemos tener cuidado de no caer en la vieja trampa de estar listos para luchar en la última guerra y no en la siguiente». 

El rearme ruso y el riesgo para el final de la década

Varios gobiernos occidentales creen que la amenaza más grave podría llegar a partir de 2029, cuando Rusia haya reconstruido su arsenal de misiles de largo alcance. El secretario del Ejército estadounidense, Daniel Driscoll, ha advertido de que el Kremlin está produciendo hasta 2.900 misiles al año, incluidos los hipersónicos Kinzhal, capaces de alcanzar casi 12.899 kilómetros por hora.

Para los analistas, este rearme responde a una visión ideológica que trasciende la guerra en Ucrania. La experta del Atlantic Council, Kristina Hook, sostiene que «la ideología imperial rusa nunca se ha enfrentado a la rendición de cuentas necesaria para desmantelarla. Mientras esta ideología persista sin oposición, la amenaza no se detendrá en las fronteras de Ucrania», según declaraciones citadas también en The i Paper.