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100 años de Leica, un siglo de la cámara que todos quisimos tener: «Las fotos más icónicas del siglo XX serían impensables sin ella»

Hay marcas que, solo con escuchar su nombre, desatan pasiones. Rolls-Royce, Rolex, Louis Vuitton, Balenciaga… también Leica. Desde su comercialización en 1925, sus cámaras fotográficas se convirtieron en símbolo de la excelencia y del inicio de la popularización de la fotografía. Hasta entonces, si alguien quería hacer una foto tenía que estar en un estudio, o transportar un voluminoso equipo que incluía un trípode mastodóntico y una cámara de gran formato. La Leica I marcó el comienzo de una nueva era en la fotografía. El aparato permitió a los fotógrafos trabajar de manera discreta, rápida y eficaz, estar en el centro de los acontecimientos y retratarlos sin preparación alguna. Habían nacido la fotografía callejera, los fotorreportajes de guerra, los retratos de la naturaleza y de los lugares más remotos. El mundo quedó a un golpe de clic.

El autor de aquella revolución fue el ingeniero alemán Oskar Barnak, trabajador de la compañía alemana de óptica Leitz. Aficionado a la fotografía y cansado de cargar con cámaras pesadas e incómodas, ideó en 1914 un aparato portátil de apenas 400 gramos que por su reducido tamaño se llamó, en un primer momento, Liliput. La Primera Guerra Mundial retrasó su comercialización hasta 1925, ya como Leica I. Para celebrar los 100 años pasados desde entonces, la legendaria marca ha elegido el Teatro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa de Madrid para una exposición gratuita que reúne 174 imágenes de grandes maestros del octavo arte, con atención a los españoles, representados por una treintena de fotografías.

«La Leica I fue el comienzo de una nueva era: los fotógrafos podían retratar de forma discreta los acontecimientos desde dentro. Las imágenes más icónicas del siglo XX serían impensables sin ella», subraya Karin Rehn-Kaufmann, comisaria de la exposición y responsable de las 28 tiendas-galería que Leica tiene por todo el mundo. «Celebramos los 100 años de Leica, pero también los 100 años de la fotografía», se empodera Matthias Hrasch, CEO de la compañía. «Es un acontecimiento no solo para los seguidores de Leica, también para los amantes de la cultura, del arte y de la vida misma».

El seminarista que intenta parar un penalti de Ramón Masats, el brioso campanero que tañe las campanas de Utrera de Koldo Chamorro, la entrañable niña bizca Isabelita de Ricard Terré, los guardias de asalto parapetados tras dos caballos muertos en la Guerra Civil española de Agustín Centelles. También el retrato del Che Guevara de Alberto Korda, convertido en símbolo de la revolución; el hombre que salta con un paraguas ante la torre Eiffel de Ellliot Erwitt o los indígenas de Sebastião Salgado son algunas de las imágenes instaladas en el imaginario colectivo realizadas con una Leica.

La perfección de sus cámaras las hace instrumento infalible de grandes fotógrafos. Su elevado precio las ha convertido también en complemento elitista para presumir. Tener una Leica da seguridad al fotógrafo, al resto de la humanidad le hace sentirse miembro de una clase privilegiada. Objeto de culto y adorada por sus hooligans y ninguneada por quienes no han podido, o querido, comprarla, la Leica es un icono universal.

«La cámara es una herramienta, son las personas que hay detrás las que crean el momento», advierte Rehn-Kaufmann. Steve McQueen, Anthony Hopkins, Brad Pitt, Julia Roberts, CaryGrant, la reina Isabel II de Inglaterra… la nómina de poseedores de una Leica es tan variopinta como extensa. A ella no se resistió ni el Papa Francisco. Fue en mayode 2024 cuando la marca alemana ofreció al Pontífice un modelo único de la Leica M-A, elaborado a medida en inmaculado cromo blanco con el escudo del Vaticano grabado y con un objetivo Leica Noctilux-M 50mm f/1.2. «El Papa se emocionó al tenerla en sus manos», recuerda Reh-Kaufmann, privilegiada testigo del momento. El aparato, que será subastado el próximo noviembre con fines benéficos, podrá verse en la tienda-galería Leica de Madrid el 27 de septiembre.