El militante del PP José Luis Bayo ha anunciado su candidatura al congreso que los ‘populares’ celebrarán entre los días 4 y 6 de julio para presidir el partido a nivel nacional. Ya lo intentó en 2018, el año en el que la formación aupó a Pablo Casado al liderazgo, pero se quedó a las puertas al no lograr los avales.
Bayo, de 45 años, es conocido dentro de la rama valenciana de la formación. Es el portavoz de Iniciativa Regeneración del PP, expresidente de Nuevas Generaciones del PP en la Comunidad Valenciana y uno de los críticos con la gestión del ‘president’ Carlos Mazón.
En 2017 ya hizo un amago de optar a la presidencia del PPCV contra Isabel Bonig, pero se retiró del proceso tan solo una hora antes de comenzar las primarias después de que la jueza desestimase la demanda que presentó por vulneración de sus derechos fundamentales y los de los afiliados, según alegaba él. Bayo llevó al juzgado a la dirección nacional porque esta le denegó el acceso al censo de inscritos, aduciendo que vulneraba la normativa sobre protección de datos.
Al año siguiente, Bayo volvió a la carga, esta vez para intentar liderar el PP nacional mientras pedía más democracia interna y un “cambio generacional”, protestaba por los “obstáculos” que la formación ponía a los aspirantes a candidatos y sostenía que el sistema de votación a dos vueltas era la prolongación del “ordeno y mando” por parte de los dirigentes del partido. Aseguró que había recogido más de 350 firmas de “militantes”, entre las que no había “ninguna” de cargos orgánicos.
Una semana después, la comisión organizadora del XIX congreso del PP rechazaba su candidatura “al no cumplir los requisitos exigidos”, ya que de los 100 avales requeridos para su participación solo habían sido considerados válidos 42. El aspirante se integró finalmente en una candidatura alternativa que pedía para el partido “una regeneración” y no “un reparto de carguitos”.
Bayo volvió a dar que hablar en 2019, cuando consiguió mediante la web Change.org 10.500 firmas para pedir la libertad provisional de Eduardo Zaplana, entonces en prisión preventiva como presunto autor de delitos de cohecho y blanqueo de capitales, entre otros. El militante popular sostenía que Zaplana padecía “una enfermedad incurable que lo ha conducido a las puertas de la muerte”. Actualmente, Zaplana está en libertad provisional y el pasado marzo recurrió su reciente condena a 10 años y 5 meses de cárcel por el caso Erial.