Apenas tenía 12 años cuando los habitantes de Fuerte Apache, un barrio de Buenos Aires, pagaban las entradas del club Almafuerte de Lomas para ver jugar a un chaval que «hacía cosas que no se ven todos los días». «Era un chico con gambeta, gol y picardía, que se la pasaba tirando caños y haciendo sombreritos, lo que se dice un jugador diferente», recordó su entrenador en esa etapa Gustavo Bravo. Fuera del campo era un joven humilde que vendía frutas y verduras puerta a puerta y recogía botellas para reciclarlas y poder contribuir en casa.
Thiago Almada (Ciudadela, 2001) fue un ciclón de pequeño desde el fútbol base de Vélez Sarsfield, donde militó durante su infancia salvo aquellos dos cursos con el Lomas, hasta los 21 años en los que tomó una decisión extraña en su carrera. «No le importa si tiene la camiseta de Vélez o de Real Madrid o de cualquier otro equipo. El juega siempre de la misma manera, sin desdén […] Me encanta eso, me encanta porque demuestra su personalidad», alabó el entrenador que le hizo debutar en Primera con el conjunto argentino, un viejo conocido de la afición española y ex jugador del Madrid, Gabi Heinze.
Esa decisión fue marcharse como el fichaje más caro de la historia de la MLS, casi 15 millones de euros, en 2022. Incluido en la lista de The Guardian, Next Generation, como uno de los jóvenes con más talento, Almada llegaba al Atlanta United como la «contratación del año». El argentino mantuvo un alto nivel (fue elegido debutante de la temporada) pese a estar en una liga menos competitiva y, cuando estaba en el dentista, recibió una llamada inesperada.
Era Lionel Scaloni para convocarle con Argentina para el Mundial de Qatar en el que jugaría junto a Leo Messi. Aunque su ídolo siempre ha sido Juan Román Riquelme, con el que ya ha llegado a compartir algún asado. Sólo jugó seis minutos ante Polonia y fue llamado por las lesiones de Joaquín Correa y Nicolás González, pero hizo historia como el primer jugador argentino de la MLS en debutar en un Mundial.
Había grandes clubes europeos como el Manchester United, PSG e Inter interesados en contratar sus servicios tanto antes como después de llegar a una liga a la que muchos jugadores como Busquets, Messi o, en un futuro su propio compañero, Antoine Griezmann, van a terminar sus carreras por encontrar un ritmo de juego más adecuado a sus capacidades. No obstante, Almada pasó al Botafogo, por más de 24 millones de euros, un club con el que apenas ha jugado y terminó cedido en el Olympique de Lyon.
Un camino extraño
La carrera de Almada, un mediapunta habilidoso con regate, visión de juego y un disparo capaz de convertir goles como uno de falta directa desde 30 metros, que fue uno de los tantos del torneo en la MLS, parecía haberse ido por un camino extraño y quizás no acorde a su prometedor talento y capacidad.
Pero alguien que ya llevaba suspirando tiempo por él, que había preguntado por su nombre en cursos anteriores, dio el ok definitivo para que el club fuera a por su contratación, que llegó por algo más de 21 millones de euros. «Llegué con mucha ambición de lograr cosas y quedar en la historia del Atlético de Madrid», dijo en el día de su presentación en el que desveló que portaría el dorsal número 11.
Convencido por Ángel Correa, quien le explicó cómo era el club, la gente y la ciudad de los que dijo que seguro que se enamoraría, el argentino llega a un equipo en el que se va a sentir arropado por muchos compatriotas. El más destacado, Julián Álvarez, es su socio perfecto en la Albiceleste. Juntos en el césped, nunca han perdido un partido y suman siete victorias y dos empates, con cuatro goles de Almada y tres de Julián, por una asistencia por cabeza.
Pese a esas cifras anotadoras, consiguió 23 tantos en 77 partidos en la MLS, Almada no viene únicamente como mediapunta, puesto en el que está Baena, Griezmann y Julián (si juega Sorloth en punta), y puede aportar también en otras fases del juego como en la parte de la creación. Así, será Simeone el que decida el protagonismo que le quiere dar a un nuevo compatriota suyo que esta noche se estrena contra el Espanyol en Cornellá el Prat, equipo al que no han conseguido ganar en los últimos cuatro enfrentamientos, todos saldados en empate.