La última derrota de Jannik Sinner en pista dura databa del 2 de octubre de 2024, en la final del Pekín, frente a Carlos Alcaraz. Veintiséis triunfos después, el italiano, que presentaba la quinta mejor racha de la historia en ese apartado, se inclinó de nuevo ante el español, esta vez en la final del Masters 1000 de Cincinnati. El partido más esperado se quedó en nada debido al abandono del número 1 del mundo, quien, vacío de energía, solicitó por primera vez atención médica ya con 5-0 abajo en el marcador y poco después decidió deponer las armas.
Desde el inicio del encuentro, cuando perdió en blanco su servicio, se vio que el italiano no estaba en condiciones de competir. No había partido. No hubo final. Tras la derrota en la final de Wimbledon, el español conquista del vigesimosegundo título de su carrera, sexto del año y tercer Masters 1000 también de esta temporada. Además, reabre seriamente la lucha por el número 1 del mundo, recortando la distancia con su rival. Sinner suma 11.480 puntos por los 9.590 del italiano, que debe defender 2.000 como campeón de 2024 en Nueva York, a partir del día 25.
Las condiciones climatológicas, con 32 grados de temperatura y un alto grado de humedad, han condicionado el torneo desde su inicio. El penúltimo en padecerlas fue Alexander Zverev, también devaluado en semifinales frente a Alcaraz. Este lunes le tocó a Sinner, hundido, una sombra triste de sí mismo, que no pudo sumarse a un nuevo capítulo de la gran rivalidad del momento. Alcaraz cobra una ventaja de 9-5 en el cara a cara. Obviamente, tampoco ocultaba su decepción. Le hubiera gustado tener entero a su gran adversario.
«Desde el sábado no me sentí bien. Lo siento mucho, mucho, por todos vosotros. Lo he intentado. Las cosas son así y hay que aceptarlas», dijo Sinner en la triste entrega de premios.
