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Alejandro Amenábar: «Renunciar a la trama homosexual de Cervantes sería como renunciar a mí mismo puesto que yo soy homosexual»

Alejandro Amenábar vuelve. Y lo hace como es norma en su filmografía con una historia de, desde y sobre la libertad. Desde Los otros a Mientras dure la guerra pasando por Ágora, Mar adentro o Abre lo ojos, sus personajes pelean por ser exactamente lo que quieren ser y finalmente, son. Contra todos. El cautivo, su última película, es la historia de un superviviente, pero también es el relato de un hombre que se busca. El cautivo es Miguel de Cervantes justo antes de ser el inmortal escritor del Quijote. El cautivo es una película sobre el poder de la ficción para transformar el mundo y sobre el deseo. Y es sobre este último punto sobre el que el director rompe tabúes e insiste en su irrevocable vocación de libertad. ¿Fue Miguel de Cervantes Saavedra un autor queer? La pregunta sorprende, la película más.

El cautivo tiene algo de regreso después mucho tiempo. Su última película es de 2019.
En verdad, yo no siento que haya sido una ausencia. De por medio dirigí la miniserie La Fortuna, que abordé como una película. Fueron seis meses de rodaje. Es decir, el más largo de mi vida. No siento que haya sido un parón. Lo que sí veo es una fractura. Pero tiene que ver no conmigo sino con el covid. Mientras dure la guerra se estrenó justo antes de la pandemia. Y esta es mi primera película después del confinamiento. Tengo mucha curiosidad por ver qué pasa. El público siempre ha sido muy generoso conmigo y todas mis películas han sido muy bien acogidas. Pero es cierto que los hábitos han cambiado, que el descenso de espectadores es muy significativo.
¿Esta nueva realidad de la que habla le ha condicionado de alguna manera a la hora de abordar su nuevo proyecto?
No. Me considero un director que siempre mira a la platea, hacia el público. Quiero captar la atención, quiero que interese lo que estoy contando. No hago cine exclusivamente para mí. Por lo demás, recuerdo que con la serie me hicieron algún comentario sobre la necesidad de adaptar el lenguaje, de renunciar a planos generales e incidir en los primeros planos… Pero no, eso sería como matarme en vida. No, yo cuento las historias que quiero contar y las cuento como creo que debo contarlas. Lo que sí creo que es nuevo es la incidencia de las redes. Es cierto que la capacidad de atención de la gente ha disminuido y ahora solo se está pendiente de impactos directos y rápidos.
El cautivo, como el propio Quijote, habla de la capacidad de la ficción de cambiar el mundo. ¿Cuánto de Quijote tiene Alejandro Amenábar?
Es verdad que esta historia de Cervantes, que en un principio puede parecerme muy ajena, tiene mucho que ver con mi propia biografía. Cuando era niño y descubrí tanto el cine como la literatura, lo que hacía literalmente era reunir a gente alrededor con los que compartía mi pasión por lo que había visto o leído. Por otro lado, nunca me he sentido llamado, como hace tantos directores ahora, a contar una historia en la que el cine salve mi vida. El cautivo, sin embargo, sí me permite hablar de cómo veo yo el mismo cine. La ficción me ha salvado fundamentalmente del tedio. Me entretiene, me emociona y por eso es tan importante en mi vida. Recuerdo que en la preadolescencia yo era un niño bastante solitario. Cambié de un colegio religioso a un instituto y me sentí un poco desplazado. Y me acuerdo de ir a ver películas solo. El cine me acompañaba entonces y con el paso del tiempo, me ha permitido realizarme y expresarme. Me comunico con el mundo a través de mis películas.
¿Es la libertad el argumento que más le preocupa?
Sí, siento que mis películas en cierta manera hablan todas de libertad. En Los otros, una mujer tiene que abrir su mente para descubrir que el mundo no es como ella pensaba y en Mar adentro, un hombre se libera en el sentido más radical. La libertad puede ser física, mental, sexual… Todas las formas de libertad han estado en mi ideario como cineasta.

«La libertad puede ser física, mental, sexual… Todas las formas de libertad han estado en mi ideario como cineasta»

¿Y qué piensa cuando el término libertad se convierte en campo de batalla como ocurre ahora mismo?
El problema es cuando la libertad colisiona con la individualidad y la libertad de otras personas y colectivos.
¿Perdón?
Sí, el ejemplo en el que he visto recientemente mayor confrontación entre la libertad de unos frente a la de otros es en el debate entre el feminismo tradicional y el movimiento trans. Hace dos o tres años tampoco yo entendía lo que era el género binario o el género fluido. Conocía gente trans, pero no me había parado a pensar. Recuerdo que para mí fue definitivo ver la serie Veneno de Los Javis para darme cuenta de que las cosas habían cambiado. Y en esta nueva realidad, decía, observas cómo la lucha histórica de las mujeres se da de bruces con la expresión máxima de libertad de otros colectivos. Pero estoy seguro de que las piezas encajarán con el paso del tiempo. Luego, por supuesto, también observas cómo la derecha y la extrema derecha se aprovechan de todo esto para proponer una vuelta nostálgica al pasado, un pasado en el que todo era supuestamente más asumible, más entendible… Creo que hay que luchar por mantener la mente abierta, sobre todo porque mirar hacia el pasado es un viaje imposible.
¿Fue el descubrimiento de su homosexualidad lo que liberó el genio reprimido de Cervantes? De alguna manera, esa es una de las posibles lecturas que se pueden hacer de su película.
Lo que yo me encontré al investigar ese periodo de la la vida de Cervantes en el que estuvo cautivo en Argel es que él se escapó hasta cuatro veces de la muerte entre otras razones por la relación especial que mantenía con su captor, Hasán Bajá. Por otro lado, hay crónicas que hablan claramente de la homosexualidad de este último. Me pareció interesante desde el punto de vista de la dramaturgia. Lo que hago es explorar una tesis que está ahí, que no me he sacado de la manga y de la que se ocupan los estudios cervantinos más respetables. Por otro lado, cuando hablas de un mito de la literatura como Cervantes tienes que ser honesto con el pasado, pero hacerlo siempre desde la ficción porque yo ni nadie estuvo allí para verlo y demostrarlo. Cuando desarrollé el proyecto, me di cuenta de que renunciar a la trama homosexual era como renunciar a mí mismo, puesto que yo soy homosexual. Si no exploraba con toda la honestidad este aspecto de la vida de Cervantes estaría traicionándome.

En cualquier caso, la película deja en manos del espectador casi todo.
Es el público el que completa la película. La reacción del público que ya ha visto El cautivo es muy diversa. Los hay que entienden que estamos sacando a Cervantes del armario, pero otra parte importante de la audiencia lo que cree es que Cervantes era un superviviente y que lo que hace es simplemente, sobrevivir a una situación de poder y peligro.
Pero ¿no es un poco anacrónico aplicar categorías de hoy, como salir del armario, a situaciones del siglo XVI?
Lo es. Por eso digo que es preciso abrir la mente. Tendemos a parcelarlo todo en compartimentos: homosexual, heterosexual, bisexual… La realidad ahora mismo es mucho más compleja. Y estoy seguro que entonces también lo era. Lo que habría que preguntarse es si una noche de sexo con una persona de tu mismo sexo te convierte en homosexual. La sexualidad es mucho más diversa, decía. Puedes vivir en matrimonio, tener hijos y, a lo mejor, mantener una relación especial con otra persona de tu mismo sexo. Es decir, me gustaría huir de conceptos estancos. ¿Estoy diciendo que Cervantes era homosexual? No, estoy diciendo que mantuvo una relación y, sobre todo, una conexión intelectual, que es lo que me importa, con su captor.
Lo cierto es que el tema de la homosexualidad de Cervantes es canónico y hasta Fernando Arrabal, en un texto muy discutido y repudiado por los académicos, se explayó sobre el tema.
Sí, Arrabal, desde su delirio genial, explora otro episodio de su biografía que es cuando se vio obligado a abandonar España. Hasta el siglo XIX no se sabía por qué Cervantes había desaparecido de repente de la sociedad madrileña para aparecer más tarde en Italia. Ahora sabemos que fue por un duelo. Pero sí, por no extenderme y como he dicho, el asunto de la homosexualidad está ahí en los estudios historiográficos más importantes.

«Lo que había que preguntarse es si una noche de sexo con una persona de tu mismo sexo te convierte en homosexual. La sexualidad es mucho más compleja»

La supuesta homosexualidad de Cervantes algunos la relacionan con el hecho de que era un autor poco dado al erotismo, se añade que su matrimonio no fue especialmente feliz…
Sí, todo eso está ahí. Y desde el punto de vista de la exploración dramática a la hora de plantear este guion, me parecía que era la aproximación más interesante.
La película mantiene un empeño claro en no categorizar ni caer en etiquetas. Se diría que ahora mismo hay un empeño en justo lo inverso. Hablaba antes de una especie de vuelta al pasado por parte de algunos. ¿Qué opina del éxito global del pensamiento reaccionario?
En el fondo es una reacción de miedo. Y, como digo a menudo, hay que mirar al futuro sin miedo. Me preocupa ese giro nostálgico, me preocupa ese movimiento de regresión y, sobre todo, me preocupa que se esté produciendo en el vértice del mundo occidental que es Estados Unidos. Ves que en algunos casos, como en la represión de la minoría trans, el discurso de Donald Trump está íntimamente conectado con el de Vladimir Putin. Prefiero no mirarlo con miedo, pero sí con preocupación y siendo muy consciente de que es una realidad. Y también me preocupa que todo esto haya sido gracias al voto de la gente. No me importa compararlo con lo que pasó en Alemania con el nazismo. Es muy preocupante el desprecio de la gente por el sistema democrático.
Antes hablaba de las redes y su influencia en el cine, imagino que se puede decir lo mismo con respecto a la política y todo lo demás.
Sin duda. El auge de la tecnología digital está claro que refuerza muchas conductas antisociales, machistas u homófobas. Lo vimos muy bien en la serie Adolescencia. Tengo la sensación de que buena parte de lo que vemos ahora lo expresé ya en Ágora. Entonces como ahora, da la impresión de que vivamos en un tiempo donde la moderación es salvajemente reprimida. Cuando contemplé el asalto al Capitolio pensé precisamente en el asalto a la biblioteca de Alejandría. Se vivió la misma exaltación de la irracionalidad.
Menciona la actualidad de Ágora, ¿diría que El cautivo, como buena parte de su cine, podría contar como provocación?
En mi cine como en mi vida personal, mi actitud siempre es la misma. Mi lema es: «Déjame que te cuente e intenta comprenderme». Me expreso con la mayor libertad y eso se puede interpretar como provocación, pero en verdad mi voluntad y deseo es ser comprendido por la persona que tengo en frente. Me pasó con Mientras dure la guerra. Al final fue recibida como yo quería que fuera recibida. Fue más difícil en los extremos a derecha e izquierda.
Recuerdo que hasta con hechos históricos como el que la actual bandera fuera imposición de Franco hubo polémica.
Sí, somos de sangre caliente. También pasó con Mar adentro. En general, y aunque me lleve alguna imprecación por la calle, lo que más recibo de todas formas son agradecimientos. La gente se acerca y me agradece lo que he hecho.
La noticia son las imprecaciones. ¿Recuerda alguna dolorosa?
No. Una vez, después de hacer Tesis, se me acercó una persona y me dijo que la película era una mierda. Acabé por invitarle a un café.
¿Se siente pionero tras Mar adentro?
Siempre estuve convencido de que, tarde o temprano, llegaría la Ley de Eutanasia. Ha sido más tarde que pronto, pero llegó. La sociedad ha demostrado ir por delante de la clase política. Es un acto que revela humanidad, y el deseo de morir no es contagioso. Hablamos simplemente de ayudar a alguien a morir con dignidad. Y además es algo a lo que tarde o temprano nos enfrentamos todos.
Dice que el deseo de morir no es contagioso, pero hay mucha gente que sí cree que la homosexualidad es contagiosa, y habla de adoctrinamiento, de prohibir libros…
Es curioso porque desde que empecé a hacer cine siempre me han preguntado cuándo haría una película de temática gay. Pero nunca me había sentado como creador a hablar de esa realidad que forma parte de mi vida. Esta historia me ha dado por fin la ocasión. No soy sospechoso de haber promovido nada ni de vivir obsesionado con ello. De todas formas, sé que habrá gente que se pondrá en contra de la película sin verla y que rechace de plano ir a verla.

«Si las alternativas son o ser de ultraderecha, que es de donde vienen las acusaciones, o ser woke, pues sí soy woke»

¿Qué piensa cuando se convierte en acusación algo tan elemental como defender los derechos de las minorías? Hablo de la acusación de woke que se le viene encima.
Me deja bastante desconcertado y te obliga a tomar partido como en su momento tuvo que hacer Miguel de Unamuno. Inevitablemente, me identifico plenamente con lo woke. Desde luego, si las alternativas son o ser de ultraderecha, que es de donde vienen las acusaciones, o ser woke, pues sí, soy woke.
¿Cuál ha sido su relación con Cervantes y el Quijote a lo largo de su vida?
Desde que empecé a dedicarme al cine siempre he asumido que soy un ignorante. Recuerdo haber leído en el instituto algunas de las Novelas ejemplares y recuerdo haberme reído mucho con El licenciado vidriera, pero no había leído en su totalidad el Quijote hasta que no abordé este proyecto. Y en esta lectura he descubierto su sentido del humor y su optimismo. Con las dos cosas me identifico plenamente.