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Vinicius y Mbappé afilan más a un Real Madrid que enterró al Levante en una goleada

Vinicius y Mbappé se aliaron para matar y enterrar al Levante. El brasileño dejó de protestar, de mostrarse taciturno en sus gestos y apagó la mascletà del estadio en media hora. Desapareció el personaje y apareció el genio. El francés, ensombrecido en la primera mitad, emergió del vestuario para meterle al Real Madrid los tres puntos del bolsillo lo antes posible y sacudirse las briznas de hierba del Ciutat. [Narración y estadística:1-4]

El Levante, que había salido envalentonado, con la lección aprendida, ni siquiera imaginó que Vinicius sería capaz de golpear como lo hizo una pelota que fueron dejando muerta una y otra vez en el área. Escorado, golpeó con el exterior creando una parábola que dejó seco al conjunto granota. Una genialidad al alcance de un mago que sirvió para inclinar a la media hora un duelo que al Real Madrid le estaba costando domar.

Quiso Xabi Alonso repartir descanso y probar una línea de tres centrales que tan reconocible hizo a su Leverkusen. Huijsen, con Asencio y Carreras, tenían que ajustarse y la tarea se la complicaron los dos jugadores más amenazantes del Levante. Carlos Álvarez culebreando burló a Ceballos y encaró para poner un centro que tocó Güler para asistir a Iván Romero. Su disparo lo cruzó en exceso cuando Courtois ya estaba batido. A esa clara ocasión, a los tres minutos, respondió Mastuondo, con toda orilla derecha a su disposición, con un disparo desviado desde el pico del área.

Con un ritmo endiablado, el partido estaba tan igualado que podía romperse en cualquier momento, como cuando Etta Eyong cuerpeó para imponerse a Fran García sin elegir bien el final de la jugada. Sacó un córner, eso sí, que Dela cabeceó alto. El Levante estaba muy vivo, con Carlitos poniendo balones por huecos que otros casi ni imaginan. La facilidad con la que el menudo andaluz comprometía a la defensa madridista obligó a Mbappé a presionarle en la salida de balón. Al francés, que miró a puerta por primera vez a los 16 minutos, le costó mucho aparecer en toda la primera parte, pero con su ajuste, el Madrid se asentó y, antes del gol, tuvo una doble ocasión muy clara. Vinicius avisó con un remate que salvó Ryan y el rechazo acabó rebotado en Mastantuono y estrellado en el larguero. Hasta Valverde se atrevió con un latigazo que hizo esforzarse al guardameta australiano. Por si el equipo de Julián Calero aún no había sentido el miedo, llegó la chispa de Vinicius para encender al líder que, engrasado, ya no dejó respirar a su rival.

Volvió a aparecer Franco, siempre con la portería en el punto de mira hasta que le llegó el premio. No supo el Levante acabar una jugada de ataque, porque a Romero lo custodiaban entre Asencio y Huijsen, y a Etta Eyong lo mantenía bajo control un veloz Carreras, crecido hasta como central. Fue perder la pelota y que la recuperación acabara en un pase a la espalda de Dela que agarró Vinicius a la carrera y buscó a Mastantuono a la derecha para dejarlo mano a mano con Ryan. Con el segundo gol, el Madrid se fue al descanso cómodo.

Parecía que le iba a durar poco esa tranquilidad, la posibilidad de mirar de reojo al derbi ante el Atlético, pero apareció Etta Eyong para apretar el marcador. Un centro de Iván Romero lo buscó en pugna, que ganó, con Courtois para marcar un tanto que generó alguna duda. Los jugadores de Alonso se tuvieron que olvidar de sestear. Fue entonces cuando apareció Mbappé para echarle el equipo a la espalda, una vez más. Si Vini había abierto el camino con un gol y una asistencia, él se fue de Valencia con dos goles.

El primero, de penalti. No dudó Díaz de Mera en señalarlo cuando Elgezabal fue al suelo en la línea lateral del área. Nadie en el estadio pensó en que iba a fallar. Y no lo hizo. Pero aún tuvo tiempo de demostrar que tenía intacta toda la energía que apenas había tenido que gastar en la primera parte. A la carrera lo lanzó Arda Güler, ganando por velocidad la espalda de la defensa granota para armar un remate imparable para Mathew Ryan.

El Real Madrid, guiado por sus estrellas, había logrado salir vivo del duelo ante un Levante que tiene las herramientas demasiado justas como para tenderle una emboscada. Aquellos tiempos, pasaron.