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Julián se apunta al ‘derbi de los mayores’ con un triplete para tumbar al Rayo

Los caminos del Cholo son inescrutables. Te plantas en casa ante el Rayo, un equipo que sólo ha ganado un partido y ante el colista, con la necesidad de los tres puntos y resulta que a Llorente, el hombre más peligroso de este Atlético con pólvora mojada, lo sacas de central derecho en una defensa de cinco. Lo que pasa es que hay pistoleros, como Julián, que no necesitan mucho para que se les seque la munición. 1,2 y 3. Respondió el argentino a cada mazazo del Rayo. A cada titubeo de su equipo. A cada lamento se su público. [Narración y estadísticas (3-2)]

Victoria que comenzó con un equipo salió a morder, no le quedaba otra, porque cuando ha apretado arriba es cuando mejor ha funcionado aunque su contundencia, ocho goles en 73 disparos, haya sido muy pobre en este inicio de temporada. Encima se encontró a un Rayo de circunstancias ante una consecución de partidos considerable, como el Atlético pero con la décima parte de presupuesto, y su histórico estreno en Conference League en su casa el próximo jueves.

Curiosamente, la primera gran ocasión fue para un hombre que quiere abandonar el maldito 198, que son los goles que lleva con la casaca rojiblanca. En el minuto 12, Griezmann aprovechó una preciosa pared con Barrios para colarse en el área pero, escorado, la estrelló en Batalla. Menos de cinco minutos después fue Julián el que la tuvo, pero el argentino no perdonó. El medido centro de Llorente, por encima del gigantón Lejeune, lo enganchó el delantero con una preciosa volea con la zurda. Una vez más, en esta Liga, el Atlético por delante.

54.098 valientes

Pese a verse por detrás, el Rayo no varió el plan inicial: paciencia y buscar la espalda de Hancko, gran central, pero no muy rápido. Casi la encuentra Ratiu, pero en su último toque permitió que el eslovaco metiera el pie para mandarla a córner. Íñigo dobló el lateral derecho cuando Galán y Gallagher no son precisamente puñales por banda izquierda. Tampoco lo hizo el Atlético, buenas noticias, porque cada vez que ha dado un paso atrás es cuando ha perdido el botín conseguido. Aunque casi lo hace en una jugada aislada que comenzó con un gran pase de Chavarría a Fran Pérez en profundidad, el ex valencianista la puso en el área y Alemao, que pugnaba con Hancko, falló un remate franco. Pidió penalti el delantero, pero más fruto del fallo que de una acción punible.

Más fallo fue el de Julián. Raro. Una preciosa banana de Molina le dejó solo pasado el punto de penalti y el argentino la pegó arriba. Todo había comenzado con un buen movimiento entre líneas de Griezmann, eso no lo ha perdido el francés, su visión de juego y colocación en el campo. Los goles llegarán o no, pero esa calidad se tiene o no se tiene. Cuando se le resiste la sentencia al Atlético suelen ser malas noticias. Y llegaron, cómo no. En un momento de revelación a lo Roberto Carlos, Pep Chavarría decidió pegar un zurriagazo desde 35 metros que se coló por la escuadra derecha de Oblak. Se calló un Metropolitano muy festivo, pese a ser las 22.20 de un miércoles laborable. Horario para valientes, 54.098 concretamente. El reloj de juego marcaba 45+1. Para ingerir cianuro.

Inicio dubitativo

Los cinco primeros minutos tras el descanso pudieron hundir al Atlético camino del derbi de los mayores. Primero Koke se jugó una expulsión tras empujar del cuello a Batalla, que increpaba a Llorente por tirarse en el área. Poco después, Oblak realizó una parada milagrosa a Isi que estaba solo en área pequeña. El Atlético se quiso olvidar de las refriegas para centrarse en la guerra, que no era fácil. Se incorporaron Nico y Giuliano como nuevas armas para Simeone y el equipo dio un paso adelante.

El partido se abrió cuando Íñigo sacó a varios de sus titulares. Dos contras consecutivas, una en cada área, pudieron mover el marcador, pero sobró un toque en ambas tanto a Ratiu como a Giuliano. Simeone respondió liándose la manta a la cabeza y sacando a Raspadori por Galán. Por efectivos ofensivos, que no fuese. Pero, cada llegada del Rayo, que también había subido un punto ofensivo, era un ‘uy’ en el público.

Hasta que de los ‘uy’ se pasó al lamento. Isi encontró a Álvaro García que aprovechó un enganche de Hancko para regatear a Oblak y marcar a placer. El VAR corrigió el fuera de juego inicial, gol. Comenzó una marcha fúnebre, pero apenas sonó dos octavas, porque casi inmediatamente empató Julián para, poco después, fallar Giuliano el gol de la remontada a metros de la línea de gol. El partido era una locura. Pero había un loco muy cuerdo en el campo. Julián, con un disparo fuera del área, remontó y se apuntó al derbi de los mayores. Estará enfadado, pero bendito enfado. El Real Madrid, el sábado.