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Jon Rahm, líder del arrebatador comienzo europeo en la Ryder Cup de Nueva York ante la mirada de Trump

Llevábamos casi dos años temiendo el ambiente que esta semana iban a sufrir los jugadores europeos en Nueva York en la cuadragésimo quinta edición de la Ryder Cup, pero el espectacular juego del equipo de Luke Donald ha terminado por contrarrestar el ánimo y el patriotismo americano, que ni siquiera encontró en la presencia de Donald Trump el acicate que necesitaban los jugadores de Keegan Bradley.

Europa se ha impuesto en las dos sesiones: los foursomes de la mañana, donde se adelantaba (3-1) en un histórico dominio (era la primera vez en la historia que un equipo gana tres partidos por una diferencia de al menos cuatro hoyos). Hablamos del mejor comienzo europeo en Estados Unidos en la historia de la competición.

Ya en los fourballs (mejor bola) de la tarde, un putt de cuatro metros de Rory McIlroy que falló el hoyo podría haber logrado un idéntico parcial, pero los europeos tuvieron que conformarse con dos puntos y medio frente a un punto y medio americano, quedando con un resultado de 5,5 frente a 2,5 del equipo norteamericano. Ni en las mejores previsiones habían soñado con un comienzo así.

Jon Rahm se ha convertido en el líder indiscutible del equipo, ganando con autoridad sus dos puntos (junto a Tommy Fleetwood, los dos únicos invictos). El español fue el encargado de abrir la Ryder Cup pasados 10 minutos de las 7 de la mañana, con unas gradas abarrotadas desde las cinco de la mañana.

«Estaba muy nervioso, del 1 al 10, un 10, sabiendo la importancia del primer partido y lo intenso que es ese primer tee», comentaba a pie del green del 15, donde tres horas más tarde logró finiquitar su partido junto a Tyrrell Hatton por 4 y 3 frente a una de las parejas más icónicas y mediáticas de las barras y estrellas, Bryson DeChambeau y Justin Thomas. Rahm y Hatton empezarían perdiendo el hoyo uno, el único de la mañana, y terminaron abriendo el camino de una mañana gloriosa para el equipo de Luke Donald. Ludvig Aberg y Matt Fitzpatrick dieron un soberano correctivo, ganando al número uno Scottie Scheffler, acompañado de su amigo Russell Henley. Los europeos llegaron a acumular -6 en 12 hoyos sin cometer fallo alguno y ganaron por 5 y 3.

Aún más doloroso fue el triunfo de Rory McIlroy y Tommy Fleetwood, ganando 5 y 4 a Collin Morikawa, cuyo juego no existió, y Harris English, en una también alarmante baja forma en las últimas semanas. El experimento le explotó en las manos a Keegan Bradley, aunque Xander Schauffele y Patrick Cantlay le salvaron en el último momento con el único punto americano de la mañana. Llegaron a estar 3 arriba en 11 hoyos, pero jugaron los dos últimos empatados; no estuvo muy fino el escocés Robert MacIntyre en el tramo final y junto a Viktor Hovland cayeron por dos abajo.

Ya por la tarde, Rahm comenzaba, al igual que en la mañana, perdiendo el primer hoyo junto a Sepp Straka y frente al número uno del mundo Scottie Scheffler que competía al lado J.J. Spaun, el jugador revelación de la temporada. Curiosamente, los dos únicos hoyos cedidos por Rahm y sus compañeros han sido el hoyo 1, en ambos turnos. Por la tarde terminaron ganando en el hoyo 16 con una ventaja de 3 y 2. Tommy Fleetwood, la otra estrella europea, y Justin Rose ganaban 1 arriba a Bryson DeChambeau y el rookie Ben Griffin.

En el partido más claro hasta el momento de esta Ryder Cup, Cameron Young y Justin Thomas arrasaron 6 y 5 a Ludvig Aberg y Rasmus Hojgaard, mientras que el último partido del día, entre Sam Burns y Patrick Cantlay contra Rory McIlroy y Shane Lowry, terminó en tablas en el hoyo 18.

El control europeo fue extraordinario durante toda la jornada, destacando el aspecto emocional: «Es un público muy apasionado, es un orgullo ver un público tan entregado con su equipo. Para mí, lo que esperábamos y lo que debería de ser, en San Mamés, el que va anima al Athletic, que es como debe ser», comparaba el de Barrika.

La llegada de Donald Trump no produjo el efecto esperado. De pronto, Bethpage se transformó en un campo de golf tomado por la policía y los servicios secretos. Los agentes establecieron un protocolo de seguridad donde revisaban cada objetivo de cada cámara, el interior de cada gorra de los espectadores, e incluso el dorso de los cinturones.

El Air Force One sobrevoló el green del 18 pasadas las 11 de la mañana, enloqueciendo al público americano, huérfano de revulsivos. Trump podía serlo. El presidente se saltó los protocolos de seguridad y salió de la mampara blindada para darle ánimos a su amigo Bryson DeChambeau. Con el apoyo presidencial en el hoyo 1, es la primera vez que un presidente en activo acude a una Ryder. No sirvió de mucho. La Ryder, en su comienzo, tiene un claro color europeo.