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Los mensajes que Taylor Swift lanza en The Life of a Showgirl: su historia de amor con Travis Kelce, las críticas a su ex agente y ¿un mensaje a Trump?

Asumamos que The Life of a Showgirl no es la obra magna de Taylor Swift que muchos esperaban. Igual que deberíamos asumir que quizás tampoco ha pretendido nunca serlo. Poco hay de la pesadumbre y la hondura de su último The Tortured Poets Department. Tampoco predomina el centelleante pop electrónico que arrastraba a los oyentes por Reputation. Ni la mezcla de ambas cosas que disparaba la megaestrella del pop en Midnights. Y, sin embargo, casi como una mirada de soslayo a sus 20 años de carrera, algo de todo ello parece haberse quedado encerrado en esta nueva Taylor.

Porque The Life of a Showgirlse presenta -así lo hizo la propia autora- como una disección de la fama y todo lo que es necesario para sobrevivirla. Esa es la fachada y, cuando uno se va adentrando, se acaba encontrando a una Taylor Swift que hace rodar su corona de reina del pop, de fenómeno indiscutible de masas, como ejercicio de puro entretenimiento mientras canta al amor, al matrimonio, a la fama y, de paso, patea algún que otro trasero. Lo que en cualquier otra artista sería un álbum de transición, en ella es una ilimitada muestra de referencias artísticas, musicales y personales difíciles de acabar captando.

Ya en la imagen que acompaña la portada del disco, la de una Taylor Swift semi sumergida con un body de brillantes, está la primera referencia que enlaza con el tema inicial, The fate of Ophelia. Esa es una versión modernizada de la Ofelia shakesperiana que retrató John Everett Millais entre los juncos a mediados del siglo XIX. Y su letra es una reversión de la trágica historia de la enamorada de Hamlet. «Jura lealtad a tus manos, a tu equipo, a tus vibraciones / No me importa dónde diablos has estado, porque ahora eres mío» o «salvaste mi corazón del destino de Ofelia», canta al final de ese tema Swift en un mensaje directo a su prometido y jugador de la NFL, Travis Kelce.

Para encontrar la segunda referencia solo hay que ir al título de la siguiente canción del álbum, Elisabeth Taylor, en la que Taylor Swift se zambulle en lo difícil que ha sido para ella encontrar el amor en mitad del éxito -«He sido la número uno, pero nunca he tenido un dos»- hasta ahora -«Sé mi Nueva York cuando Hollywood me odie»-. Y lo hace a través de la figura de una actriz que se casó hasta en ocho ocasiones con siete hombres diferentes para dar paso a Opalite, un guiño al sonido que Stevie Nicks popularizó en Fleetwood Mac, y una declaración de amor a su pareja. «Nunca conocí a nadie como tú antes / tuviste que crear tu propio sol / pero ahora el cielo es opalita», le dice la cantante a Kelce.

Ya en el pre estribillo de Opalite hay un aviso -«Y todos los enemigos y todos los amigos (Ja, Ja) / Ya la han cagado antes y la volverán a cagar (Ja, Ja)- de que The Life of a Showgirl está pensado para que Taylor Swift se desquite de alguna viejas rencillas como ya había hecho en 2014 con su enemistad con Katy Perry en Bad Blood. En Father Figure, una encolerizada Swift dispara un «puedo hacer tratos con el diablo porque mi pene es más grande», «apretaste el gatillo equivocado» o «confunde mi bondad con debilidad y encuentra tu tarjeta cancelada». Todas frases que parecen apuntar hacia Scott Borchetta, descubridor de la artista y quien decidió vender los máster de sus canciones a Scott Braun. Justamente este último año la propia Swift anunció un acuerdo para recuperarlos.

Y, a ese mismo desquite, suena desde su primer verso Actually Romantic en la que Taylor Swift canta «Te escuché llamarme Barbie aburrida cuando la coca te hacía valiente / chocaste los cinco con mi ex y luego dijiste que te alegraba que me hubiera ignorado». Una declaración que parece ir directa hacia otra de las actuales reinas del pop Charli XCX, que fue su telonera en la gira de Reputation. ¿Por qué ese ataque? Porque la británica hizo ya en ese momento unas declaraciones en las que aseguró haberse aburrido y porque en su canción Sympathy Is a Knife del exitosísimo álbum Brat decía «no quiero verla entre bastidores en los conciertos de mi novio». Una referencia que parecía aludir a la estadounidense porque Swift había tenido en 2023 un romance con Matty Healy, líder de The 1975, y Charli XCX está casada con el batería del grupo, George Daniel.

Incluso, muy sutilmente, la gran figura del pop parece tener otro mensaje que lanzar en el inicio de Eldest Daughter cuando canta «todos son tan punk en internet / a todos pareces molestarles hasta que ya no / todos los chistes son troleo y memes» y parece que este va dirigido, entre otros hacia la Casa Blanca. Porque, desde que mostró su apoyo a Kamala Harris, Donald Trump ha convertido en enemiga a Taylor Swift, con una serie de mensajes en sus redes sociales en los que llegó a reconocer que la odiaba. ¿Por qué podría decirle esto la cantante al presidente de los Estados Unidos? Porque el líder de los republicanos ha hecho de las redes sociales su altavoz para atacar a todo el que no sigue sus postulados -«todos son tan punk en internet»-, porque tras varios ataques contra ella rebajó la tensión cuando se anunció su compromiso con Travis Kelce -» a todos pareces molestarle hasta que ya no»- y porque Trump ha hecho del meme su arma política favorita «todos los chistes son troleo y memes».

Cerrado el capítulo del desquite -aunque puede que no del todo-, por The Life of a Showgirl también transitan referencias musicales bastante evidentes como el ya anunciado sampleo del tema original de 1987 de George Michael que es Father Figure. De hecho, la artista le ha incluido como coautor de ese tema. Y el inicio de Wood es imposible que no retrotraiga a algún que otro fan del ritmo setentero de Los Jackson Five hacia los primeros acordes de I Want You Back. Además ese pequeño sonido, que parece recordar al inicio de un casette, que aparece en el tema de Taylor Swift no hace más que potenciarlo.

En el tramo final de su álbum, la estadounidense incluye también en el pop reluciente de Wi$h Li$t una inesperada referencia al Real Madrid -aunque sus conciertos en España del Eras Tour fueron de los primeros macrosconciertos que asumía el Santiago Bernabéu tras su reforma- en mitad de su crítica hacia el materialismo que ella considera imperante en la sociedad: «Lo quieren todo / quieren un contrato con el Real Madrid». En Cancelled, Swift vuelve a dejar caer una referencia que se puede entender como una mirada hacia su vida personal. Desde que se anunció The Life of a Showgirl, los fans de la artista habían especulado con la opción de que Ruin the Friendship abordara el distanciamiento con la actriz Blake Lively tras haber sido citada en el juicio por acoso sexual hacia Justin Baldoni. Nada más lejos de la realidad, pero hay un tramo de Cancelled que sí puede abordar ese hecho. «Menos mal que me gustan mis amigos cancelados /
me gustan disfrazados de Gucci y de escándalo», canta Swift metiendo una marca de la que Blake Lively fue imagen tras su éxito en Gossip Girl.

El cierre del álbum, la homónima The Life of a Showgirl, es el definitivo jugueteo de Taylor Swift con la corona de reina del pop. Primero porque es el único en el que colabora una artista externa y quien lo hace es Sabrina Carpenter, a quien ya se ha coronado como la actual dominadora del pop juguetón y pegajoso que se ha extendido por todo el mundo. Y segundo porque en una de las estrofas finales, después de dedicarse algún que otro elogio, ambas dicen «Este es nuestro espectáculo. Os queremos mucho». ¿Ha marcado Taylor Swift a su sucesora? Quien sabe.