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Muere a los 79 años Diane Keaton, musa de Woody Allen e icono del nuevo Hollywood

Fue Kay Adams, la mujer que cometió el error de casarse con Michael Corleone. Pero sobre todo fue Annie. Su papel en Annie Hall redefinió el estereotipo de figura femenina de las comedias románticas. Dio vida a un personaje que parecía tan auténtico como la vida real. Aquella naturalidad y su humor nervioso fueron una bocanada de aire fresco para los académicos, que en 1978 decidieron darle el Oscar a la mejor actriz, por delante Anne Bancroft, Jane Fonda o Shirley MacLaine. Tenía 31 años.

Diane Keaton falleció ayer a los 79 años en California. Pasará a la historia como la figura femenina que firmó los papeles más reconocibles del primer y más brillante Woody Allen. Pero también firmó guiones, fue productora y fotógrafa y se contaba entre las estrellas más queridas de Hollywood.

Keaton nació en Los Ángeles, California (EEUU) el 5 de enero de 1946. Era hija de un ingeniero y de una fotógrafa de arte. Fue a la universidad en Santa Ana y Crange Cosat, pero lo dejó todo cuando a los 19 años obtuvo una beca para estudiar arte dramático en Nueva York, donde comenzó su carrera cantando y bailando con el grupo The Roadrunners.

La primera vez que se subió a un escenario fue para participar en los coros del musical Hair, en 1968, donde en poco tiempo obtuvo el papel protagonista.

Fue entonces cuando inició su trayectoria con Woody Allen, con quien al año siguiente representó la versión teatral de Sueños de un seductor.

Su debut en la gran pantalla llegó con la película Loverstang other stangers, en 1970, el comienzo de su época dorada. Por un lado, se consolidó en el drama de culto gracias a Francis Ford Coppola El Padrino (1972) y El Padrino II (1974). Por otro, ahondó su relación con Allen -de quien había sido pareja sentimental durante dos años- gracias El dormilón (1973) y La última noche de Boris Grushenko (1975).

Con Annie Hall alcanzó su cima profesional y siguió a las órdenes de Allen en Interiores (1978), por la que ganó el Fotogramas de Plata en España, y en Manhattan (1979). En este periodo también brilló en Cien maneras de amar (1976) y Buscando al señor Goobar (1977).

En la década de los ochenta demostró su amplitud de registros. En 1981, protagonizó Rojos de Warren Beatty, un papel que le otorgó su segunda nominación al Oscar. Fue en esta etapa cuando Keaton comenzó a explorar su faceta detrás de las cámaras, debutando como directora con el corto What does Dorrie want? (1982) y el documental Heaven (1984-1985).

En 1984 dirigió y actuó en La chica del tambor, y siguió sumando éxitos como actriz en Crímenes del corazón (1986), Días de radio (1987) y The good mother (1988).

Los noventa la trajeron de vuelta a la franquicia de Coppola con El Padrino III (1990) y siguió explorando perfiles, pues se lanzó como productora en The Lemon sisters (1990) y se ganó al público en la comedia familiar El padre de la novia (1991) junto a Steve Martin.

más nominaciones

En 1996 le llegó la tercera nominación al Oscar con La habitación de Marvin (1996), antes de participar en Enredos de sociedad (2000) y Plan B (2001). Su capacidad para conquistar la taquilla y la crítica en la madurez se ratificó en 2004 con la comedia romántica Cuando menos te lo esperas, junto a Jack Nicholson, que le valió el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia y su cuarta y última candidatura al Oscar.

Keaton nunca se casó. Se convirtió en madre soltera a los cincuenta años al adoptar a sus dos hijos, Dexter y Duke, en 1996 y 2001, respectivamente. En una ocasión recordó: «Hoy pensaba: soy la única de mi generación de actrices que ha sido soltera toda su vida. Recuerdo que en el instituto, un chico se me acercó y me dijo: ‘Algún día serás una buena esposa’. Y yo pensé: ‘No quiero ser esposa. No’». La estrella explicó que decidió adoptar aunque no sentía la necesidad de ser madre. Entonces dijo: «La maternidad no era una necesidad irresistible, era más bien una idea que llevaba mucho tiempo rondando en mi cabeza. Así que me lancé».

En su vida sentimental, además de su relación con Woody Allen, son conocidas las que mantuvo con Al Pacino y Warren Beatty. En 2019 afirmó que habría sido una «inadaptada» de no haber sido por su carrera como actriz. «No sé nada y no he aprendido. Envejecer no me ha hecho más sabia. Sin la actuación, habría sido una inadaptada».