La BBC se enfrenta a una crisis sin precedentes. El director general de la cadena pública de Reino Unido, Tim Davie, y la directora de informativos, Deborah Turness, han dimitido tras varias polémicas sobre distintas coberturas de la cadena. La presión sobre la televisión y la radio británicas aumentó el pasado martes tras la filtración de unos documentos internos, publicados por el diario The Daily Telegraph, en los que se denunciaba un supuesto sesgo «sistémico y grave» en las informaciones sobre el asalto al Capitolio de Washington, la guerra en Gaza y los derechos de las personas transexuales, entre otras.
El memorándum indicaba, en concreto, que el programa Panorama -todo un referente de buen periodismo mundial- pudo confundir a su audiencia al editar de manera poco acertada un discurso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de modo que parecía que alentaba directamente el asalto al edificio que alberga la soberanía del pueblo norteamericano, en 2021, la mayor amenaza a la democracia del país en la historia reciente.
¿Fue un fallo calculado o accidental? Los gestores de la BBC hablan de un «error de criterio», pero las críticas arrecian, sobre todo desde el espectro más derechoso, mientras Trump les ha dado un ultimátum: o acceden a sus exigencias de reparación o los demandará por «no menos» de mil millones de dólares.
Más allá del coste económico que puede tener el caso, se encienden las alarmas porque se teme que el actual mandatario de EEUU se aferre a ese derrape para aumentar su caza de brujas contra los medios que no le bailan el agua, con recursos en los tribunales y presiones políticas que ponen la libertad de expresión y de prensa en peligro. Trump no se conforma con extorsionar a los medios de comunicación estadounidenses. Ahora, ha puesto la mira en la BBC. Y el informe de cobertura le ha venido como anillo al dedo, una excusa ideal.
El origen del choque
El pasado 3 de noviembre, el citado The Daily Telegraph (de tendencia conservadora, cuando ahora gobierna en Reino Unido el laborista Keir Starmer) desveló el contenido de un dossier elaborado por Michael Prescott, un exasesor externo independiente del comité de estándares editoriales de la BBC, en el que indica el posible fallo de montaje de Panorama en la pieza «Trump: ¿Una segunda oportunidad?», que se emitió una semana antes de las elecciones presidenciales de EEUU de 2024.
Al parecer, la edición hizo que pareciera que el presidente estadounidense estaba alentando directamente el asalto al Capitolio, que dejó cinco muertos. Las dos secciones del discurso que fueron acopladas en la edición tenían, en realidad, más de 50 minutos de separación entre ellas, según ha confirmado la cadena.
El problema radica en dos fragmentos del discurso de Trump de aquel fatídico Día de Reyes, justo delante del edificio donde reside la soberanía popular, en el que el republicano insistía en que las elecciones le habían sido robadas meses antes, en noviembre de 2020, y que por eso debía seguir siendo presidente, en vez de Joe Biden. El magnate exhortó a sus seguidores a «luchar con uñas y dientes» y eso se ve en el documental pero se omitió la parte donde pedía a sus fieles de MAGA que protestaran pacíficamente. «To peacefully and patriotically make your voices heard», o sea, «para que vuestras voces se oigan de forma pacífica y patriótica». Es la clave que ahora faltaba.
Según el Telegraph, el documento del analista indicaba que la «distorsión de los acontecimientos del día» de autos por parte de Panorama dejaría a los espectadores preguntándose: «¿Por qué confiar en la BBC? ¿Dónde acabará todo esto?». Cuando se planteó el problema a los directivos, continuaba el memorándum, estos «se negaron a reconocer que se hubiera producido una infracción de las normas».
La noticia corrió rápido por los medios nacionales, especialmente por los de tendencia conservadora, impulsando una campaña de presión importante contra la BBC. La referencia a Trump saltó el charco y parece que no sólo por los informes de sus asesores de comunicación y prensa: Nigel Farage, el ultraderechista que fraguó las mentiras que llevaron al Brexit, habló el viernes con el mandatario norteamericano para comentar la jugada y, posiblemente, echar más leña al fuego. Farage, ese hombre que aboga por una BBC más reducida, centrada en el entretenimiento y el deporte y de pago.
El verdadero papel de Trump
Más allá del corte no acertado de la BBC, el papel de Trump en los sucesos de aquel día ha sido y sigue siendo motivo de polémica, aún pasados casi cinco años y pese a su retorno a la Casa Blanca.
El 9 de febrero de 2021 se llegó a abrir un segundo juicio político o impeachment contra él por supuesta incitación a la insurrección. Los demócratas denunciaron los intentos de Trump de anular los resultados de las elecciones presidenciales de 2020 (incluidas supuestas afirmaciones de fraude electoral y sus esfuerzos para presionar a los funcionarios electorales en Georgia) y su empuje al asalto al Capitolio mientras el Congreso se convocó para contar los votos electorales y así formalizar la victoria de Biden. Finalmente, el 13 de ese mismo mes, fue absuelto, con el resultado de 57 congresistas a favor de la condena y 43 en contra. El proceso necesitaba una mayoría de dos tercios para prosperar y había mayoría republicana, de sus correligionarios.
Pese a que no hubo condena, sus palabras se han interpretado como un posible llamamiento a tomar el edificio. «Caminaremos hasta el Capitolio y vitorearemos a nuestros valientes senadores y congresistas», dijo entonces. «Caminaremos y estaré allí con vosotros», repitió. Pidió «luchar como demonios» porque si no, les dijo a sus seguidores, «ya no van a tener país». «Así que vamos a caminar por la avenida Pensilvania al Capitolio. Vamos a intentar darles a nuestros republicanos, a los débiles, porque los fuertes no necesitan nuestra ayuda, el tipo de amor propio y audacia que necesitan para recuperar nuestro país», añadió.
Tras el discurso, volvió a la Casa Blanca, toda vez que aún estaba en el cargo de forma interina. Pese a que se había incluido de palabra en la marcha, nunca participó en ella.
Las reacciones…
El domingo, el director general de la BBC, Tim Davie, y la jefa de información de la cadena, Deborah Turness, presentaron su dimisión por este caso. En sendos correos electrónicos dirigidos al personal de la corporación, ambos admitieron que se habían cometido errores y asumieron la responsabilidad final de la edición y la emisión del reportaje.
En su declaración, Turness afirmó: «La continua controversia en torno al programa Panorama sobre el presidente Trump ha llegado a un punto en el que está perjudicando a la BBC, una institución que aprecio profundamente». «Como directora ejecutiva de BBC News and Current Affairs, la responsabilidad recae sobre mí, y anoche tomé la decisión de presentar mi dimisión al director general», continuó. Y añadió: «Si bien se han cometido errores, quiero dejar absolutamente claro que las recientes acusaciones de parcialidad institucional en BBC News son falsas».
Davie, por su parte, no mencionó el documental Panorama en su declaración, aunque sí puntualizó que «si bien no es la única razón, el actual debate en torno a BBC News ha influido, comprensiblemente, en mi decisión». «En general, la BBC está haciendo un buen trabajo, pero se han cometido algunos errores y, como director general, debo asumir la responsabilidad final», sentenció.
… y las disculpas
El presidente de la BBC, Samir Shah, ha pedido disculpas ante lo que considera un «error de criterio», según se expresó en una carta dirigida al Comité de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte del Parlamento británico.
Shah justificó en parte la edición del discurso de Trump, con esos dos cortes no consecutivos unidos, porque eso permitía a la audiencia «comprender mejor cómo había sido recibido por los partidarios del presidente Trump y lo que estaba sucediendo en ese momento», explicó. A veces, los intentos de resumir no salen bien y las elipsis son más bien lagunas. Por eso, confesó que la forma de editar el discurso «dio la impresión de ser una llamada directa a la acción violenta» por parte de Trump.
Una cosa es ese fallo y otra distinta, la intención y esa se niega: Shah limita el daño a esa equivocación, pero insiste en que no hay ni manipulación ni parcialidad editorial en la cadena. También puntualizó que, allí donde el Comité de Principios y Estándares Editoriales de la BBC había detectado problemas o fallos, se habían tomado medidas.
Los gestores de la BBC defienden sobre todo a los profesionales de la casa. El dimitido Davie, este lunes, ha tenido una reunión con su antigua plantilla, de unos 40 minutos, en la que ha insistido en que deben «luchar» por su periodismo tras unos «días difíciles». Ha admitido de nuevo que su medio ha cometido «algunos errores que nos han costado caro» , pero ha añadido que está «tremendamente orgulloso» de la organización», cuyos informadores están «haciendo un trabajo fantástico». La BBC, ha dicho, sobrevivirá a su marcha porque es un emblema del oficio y del país y llamó a que se aborden las reformas pendientes, un debate doméstico que ahora se ha recalentado por la fiebre trumpista.
Amenaza milmillonaria
La BBC se ha equivocado, es verdad. Lo ha reconocido, también, y ha depurado responsabilidades, pero todo eso le parece poco a Trump, que ayer amenazó a la cadena con una demanda por «por no menos» de 1.000 millones de dólares si no se retracta de las declaraciones «difamatorias» en contra suya. Da a su sede de Londres hasta el viernes a las 17:00 horas de la tarde de Washington (las 22:00 en Londres y las 23:00 en Madrid) para que llegue la reverencia que exige, o llegarán las consecuencias: «el presidente Trump no tendrá más alternativa que hacer valer sus derechos legales y equitativos», ha informado su abogado, Alejandro Brito, en un comunicado, informa EFE.
En la carta a la BBC, el letrado del presidente califica de «falsa» la representación de Trump en el documental y afirmó que las declaraciones «difamatorias, maliciosas, denigrantes y provocativas» fueron «publicadas deliberadamente para desprestigiar» al mandatario. «El desprecio imprudente de la BBC hacia la verdad subraya la verdadera malicia detrás de la decisión de publicar contenido erróneo», agrega. Y reclama que sea «recompensado adecuadamente».
Entre las exigencias del magnate para descartar la demanda se incluyen «la retractación inmediata, completa y justa del documental» y otras declaraciones consideradas engañosas, «en forma tan visible como su publicación original». También pide la «emisión inmediata de una disculpa» y la «compensación adecuada al presidente Trump por el daño causado».
Un portavoz de la BBC ha confirmado la recepción de la carta y afirma que responderán «directamente a su debido tiempo». No han trascendido más pistas de su estrategia, a cuatro días para que se supere la línea roja fijada.
El Gobierno británico ha expresado su apoyo a la BBC sin mucha fanfarria, con un portavoz del primer ministro, Starmer, asegurando que «desempeña un papel fundamental en una era de desinformación en la que existe un claro argumento a favor de un servicio de noticias sólido e imparcial». Los sindicatos reclaman que se moje más y en persona, máxime cuando es un rival como Trump el que trata de descalificar su labor.
Los abogados de Donald Trump amenazan, si dan el paso, con demandar en Florida, donde suele vivir el mandatario cuando no está en la Casa Blanca, lo que significa que tendrán que demostrar que el episodio de Panorama era accesible allí. El Estado concede a la parte agraviada un plazo de hasta dos años para interponer una demanda y, dado que el reportaje se emitió en Reino Unido en octubre de 2024, podría quedarle otro más.
Hay que verlo porque, además, amenazar con demandar no es lo mismo que tener un caso sólido. El presidente tendría que demostrar que ha sufrido alguna pérdida importante a causa del programa y la legislación estadounidense ofrece una protección muy sólida a la libertad de expresión. Eso juega en su contra, pero en los detalles, ya se sabe, está el diablo. Aún así, un abogado especializado en medios de comunicación, Mark Stephens, entrevistado esta mañana en la propia BBC (que está tratando de hacer un exorcismo público con toda esta causa) ha recordado que si la demanda llegara a los tribunales, la conducta de Trump volvería a estar bajo la lupa. «Cada declaración comprometedora que haya pronunciado le será reproducida y analizada minuciosamente; no es una buena estrategia de relaciones públicas», dice. Ya hemos visto que no eran palabras ejemplarizantes, verdaderamente.
«Trump corre el riesgo de convertir lo que actualmente es una escaramuza de relaciones públicas, con la BBC muy a la defensiva, en un titular mundial si el tribunal considera que las palabras de Trump fueron incendiarias», insiste en experto. Por eso, entiende que es «difícil ver cómo se sostiene la reclamación tanto desde el punto de vista financiero como legal».
Bajo sospecha
El escándalo con Trump supone un suma y sigue para la BBC, que lleva meses enredada en asuntos que poco tienen que ver con la información y punto. En el mismo informe del analista desvelado por el Daily Telegraph se lee su diagnóstico con quejas sobre coberturas nacionales e internacionales. A saber:
Presiona, presiona
A la espera de ver la respuesta de la BBC a la amenaza de demanda de Trump, queda en el ambiente una tensión nueva: no es cuestión de relativizar el fallo de la cadena, es lógico reivindicar todo el celo y la precisión posibles, pero sí que se teme que este caso se emplee desde la Casa Blanca para atacar más aún a los medios, ya no sólo norteamericanos sino internacionales. Estamos ante un presidente que desprecia abiertamente a los informadores, como se ve en sus habituales «you’re really obnoxious» o «you are a very bad reporter» (eres realmente odioso, eres un reportero muy malo), pero es que más allá de eso, trabaja en desprestigiar a quienes no apoyan de pleno sus políticas. El riesgo es que este episodio se use con una doble dimensión: atacar a la prensa internacional y presionar, en particular, a Downing Street.
Trump ya ha demostrado que la presión a los medios le funciona. Ha recibido un acuerdo extrajudicial de 16 millones de dólares de CBS News por las ediciones realizadas a una entrevista con Kamala Harris antes de las elecciones de 2024, en campaña, así como otro acuerdo extrajudicial de 16 millones de dólares más de ABC News por el uso que hizo George Stephanopoulos de la frase «responsable de violación» para describir el veredicto del caso E. Jean Carroll de Trump: el republicano fue condenado por abusos y difamación, pero se descartó el delito de violación. No ha tenido que ir a juicio, directamente sus amenazas han llevado a negociaciones parciales muy productivas.
También ha sacado 25 millones a Meta para resolver acusaciones infundadas de trato injusto y está interponiendo demandas contra The New York Times y The Wall Street Journal aún por concretar. «Todas estas acciones tienen como objetivo reducir la cobertura mediática que no repite sus ideas», como expone el diario neoyorquino. «En lugar de una prensa independiente y libre, el señor Trump evidentemente espera crear un ecosistema paralelo dispuesto a promover sus intereses y argumentos», denuncia.
La ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha llegado a denunciar que Trump se ha convertido en una figura clave «de un movimiento político mundial contra el periodismo», con un comportamiento cada vez más hostil hacia la prensa, que incluso imita a regímenes autoritarios y cuasi-autoritarios de todo el mundo. La organización enumera diferentes acciones del mandatario contra el sector de la comunicación, desde el descrédito ṕublico y el insulto a esta «guerra legal» y la presión económica ejercida contra medios por llevar a cabo una cobertura «que no le gusta».
Medios como The Guardian ya han publicado editoriales avalando a la BBC. Sabiendo que necesita reformas y mejoras, insistiendo en que debe prestar un mejor servicio público y reconociendo el fallo concreto en este caso, se deja claro que hay un «asedio» por parte de Washington, revitalizado ahora cuando hace meses del reportaje. ¿Nadie lo vio en la embajada, siquiera? Lo que ve el diario progresista es «un absurdo intento transatlántico de presentar a la BBC como parte de una conspiración liberal global». «Lla actual polémica sobre la edición del discurso de Donald Trump para Panorama es una distracción. La verdadera batalla se libra en torno al significado de la imparcialidad y quién tiene la potestad de decidirlo», concluye.
De momento, el asunto es arma arrojadiza entre progresistas y liberales, por un lado, dispuestos a defender a uno de los medios más intocables del mundo por su buena fama e influencia y, por otro, a los conservadores, que se alinean en su denuncia de manipulación y poca profesionalidad, más aún cuando se toca al líder de la potencia más poderosa del planeta, un correligionario de parte de la derecha local, cada vez más populista y escorada.
Tal vez el presidente Trump crea que puede extorsionar a la BBC como lo ha hecho con otros medios estadounidenses. Sin embargo, tiene que calcular que habría mayores repercusiones que las caseras, por el choque con Reino Unido porque es su medio público. También puede tener un eco distinto, un nuevo precedente en su manera de relacionarse con los medios internacionales. La libertad de prensa se aplica tanto a periodistas extranjeros como nacionales que trabajan en EEUU, pero eso es así hoy. Para Trump, eso parece significar que todos deben someterse a él. Mire donde mire en el mapa.
