«Ni una palabra de lo que dice el Ministerio de Defensa ruso es creíble», afirma el periodista Sam Kiley en un artículo publicado en Independent. Según él, las afirmaciones del Kremlin de que las tropas rusas han rodeado a las fuerzas ucranianas en Pokrovsk, Kostyantynivka y Kupiansk son pura propaganda.
Sin embargo, expone que la advertencia del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, desde el frente de que sus combatientes están «bajo presión» refleja una realidad que, en cierto modo, es incluso más grave. El máximo comandante militar de Ucrania, Oleksandr Syrskyi, declaró al New York Post que Rusia concentra unos 150.000 soldados en una ofensiva para capturar Pokrovsk, ciudad de gran valor estratégico.
Decenas, quizás cientos, de tropas rusas ya se habrían infiltrado en las tres localidades principales. Kupiansk abre la ruta hacia Járkov, mientras que Pokrovsk y Kostyantynivka controlan los accesos a Kramatorsk y Slaviansk, los últimos bastiones ucranianos en Donetsk.
Una guerra de desgaste
Vladímir Putin ha volcado un esfuerzo masivo en la lucha por Donetsk, territorio que Moscú ya ha «anexionado» ilegalmente. Sin embargo, el precio ha sido altísimo: «Han pagado un precio altísimo en vidas por minúsculas ganancias territoriales». Las estimaciones de inteligencia calculan que Rusia ha sufrido 1,5 millones bajas vidas entre muertos y heridos desde 2022. Al ritmo actual, Moscú tardaría más de un siglo en conquistar Ucrania.
Las ciudades que caen bajo control ruso, como Bakhmut o Avdiivka, quedan reducidas a escombros. «Si Pokrovsk finalmente cae, no quedará nada de esta antigua ciudad de guarnición«, advierte el periodista. La paradoja es que estas urbes de habla rusa, supuestamente protegidas por Moscú, se convierten en escenario de atrocidades contra sus propios civiles.
La guerra de los drones
El frente de 1.300 kilómetros se ha convertido en un laboratorio de guerra tecnológica. Rusia ha desplegado la unidad Rubicón, especializada en drones, que los soldados ucranianos reconocen con respeto y temor y se centran en combatir. «Sabemos cuándo están en nuestra zona porque sus habilidades mejoran. Entrenan bien a la gente y, cuando se van, dejan atrás esas habilidades«, explica Grey, teniente de una unidad de drones cerca de Zaporizhzhia.
El Centro Rubicón para Tecnologías Avanzadas No Tripuladas se ha combinado con fuerzas especiales rusas para neutralizar a los operadores ucranianos. Kiev, por su parte, ha logrado contener ataques con un número reducido de tropas gracias a drones FPV, bombarderos e interceptores que equilibran el campo de batalla.
Además, Ucrania ha enviado fuerzas especiales a la defensa de Pokrovsk. Si se repite el patrón de batallas anteriores, la lucha podría prolongarse un año y costar decenas de miles de vidas rusas. Mientras tanto, Kiev ha preparado el terreno para una retirada combativa: miles de kilómetros de trincheras, trampas antitanque, alambre de espino y campos minados secretos.
El Kremlin confía en su capacidad de resistencia y en la posibilidad de enviar un número ilimitado de tropas. Ucrania, en cambio, calcula que Moscú empieza a agotar sus reservas humanas. Al mismo tiempo, Kiev golpea la infraestructura petrolera rusa para debilitar su maquinaria industrial.
