Y al enésimo día se hizo la luz en Francia. Por primera vez en mucho, mucho tiempo, el país vecino puede presumir de cierta calma legislativa. Este miércoles, la Asamblea Nacional ha votado suspender la muy polémica reforma de las pensiones, el proyecto de signo macronista que terminó de disparar la crisis social y política. Oxígeno para el elegido, dimitido y reelegido primer ministro, Sébastien Lecornu.
La suspensión hasta 2028 de una medida que atrasa la jubilación entre otros asuntos ha sido avalada por 255 votos, los del Partido Socialista, los Verdes y la Agrupación Nacional lepenista.
Suficientes para superar por mucho los 146 votos en contra de La Francia Insumisa y los comunistas… con los diputados macronistas de Renacimiento entre medias, en la abstención.
Con el liderazgo del PSF como elemento clave para sostener a Lecornu y para retrasar la entrada en vigor del nuevo sistema de pensiones, ha sido el propio líder socialista quien más se ha posicionado en la Asamblea.
«No me lo podía imaginar: ver a un partido de izquierdas, votar EN CONTRA de la suspensión de la reforma», ha apuntado Olivier Fauré, que recientemente había ‘protegido’ al primer ministro al rechazar las mociones de censura lanzadas por ultraderecha y ultraizquierda.
La paralización de la reforma de jubilación y pensiones era uno de los grandes compromisos adquiridos por Sébastien Lecornu en su incipiente segundo mandato —si contamos como tal su primera etapa de menos de un mes—. De hecho, aparece negro sobre blanco, como un artículo incorporado en el proyecto de ley de financiación de la Seguridad Social.
Acto seguido, la Asamblea ha vuelto a lograr un consenso mayoritario (308 frente a 99) para rechazar la congelación de las pensiones de jubilación y las prestaciones sociales mínimas, medida de ahorro incluida en el borrador del presupuesto de la Seguridad Social.
Además de retrasar la jubilación dos años, hasta los 64, la reforma avalada por Emmanuel Macron elevaba el número de trimestres de cotización necesarios para cobrar una pensión completa, provocando de inmediato un ‘estallido’ social en su contra.
Las manifestaciones, huelgas y disturbios se han multiplicado desde que se conociera el texto de las pensiones, que ahora quedan en suspenso, al menos por más de dos años.
La fecha no es aleatoria. El plan del primer ministro de Macron pasa por retrasar este problemático asunto hasta después de las elecciones presidenciales de 2027. A esa fecha aspira a llegar el aún presidente de la República, si bien ya no podrá participar en ellas por acumular ya dos mandatos, el máximo constitucional en Francia.
