Léanlo en voz baja, que nadie lo escuche: Carlos Alcaraz está a un paso de volver al número uno. ¿Cómo? ¡Shhh! ¡Silencio! Las matemáticas no engañan, su ascenso a la cima del ranking ATP llegará más temprano que tarde, pero a su alrededor nadie puede hablar de ello. Si por error se nombra, se manda callar. «Intento no pensar mucho en el tema del número uno. Simplemente trato de llegar tan lejos como pueda en cada torneo, jugar mi mejor tenis y ya veremos qué pasa», proclamó este lunes después de vencer a Reilly Opelka por 6-4, 7-5 y 6-4 en primera ronda del US Open en un cambio de actitud. Sus declaraciones suenan a tópico, pero realmente son novedosas.
Dos veces, dos, tuvo antes Alcaraz ese objetivo, lo reconoció, lo repitió, lo gritó a los cuatro vientos, y las dos acabaron mal. Esta vez la estrategia es otra. Si en este Grand Slam acaba mejor que Jannik Sinner le arrebatará el trono. Todos lo saben: los tenistas, sus equipos, los periodistas, los aficionados, los que venden hot dogs en los puestos de fast food del recinto de Flushing Meadows, pero el español no quiere hablar mucho de ello. Si le preguntan en rueda de prensa, deja un par de frases de cortesía, una sonrisa carismática y a otra cosa
Ahora mismo, finalizada la primera ronda, Alcaraz cuenta con 9.590 puntos y Sinner con 9.530 puntos, es decir, ya ha habido sorpasso, pero el torneo es largo. Tras superar a un sacador de la potencia de Opelka, tiene a dos rivales asequibles a priori, la madrugada del miércoles al jueves (01.00 horas, Movistar) el italiano Mattia Bellucci y después al vencedor del duelo entre Luciano Darderi y Eliot Spizzirri. Y luego llegarán los auténticos desafíos. Podría cruzarse con Alejandro Davidovich, Ben Shelton o Casper Ruud antes de unas hipotéticas semifinales ante Novak Djokovic o Taylor Fritz y de una todavía más hipotética final contra Sinner.
Ese encuentro, la tercera final grande consecutiva de la nueva pareja dominadora del tenis, con el número uno en juego, es un sueño para los organizadores. Pero Alcaraz tampoco quiere dedicarle mucho tiempo. «Quien juegue mejor aquí acabará como número uno así que no tengo que presionarme. El objetivo sólo debe ser jugar mi mejor tenis. Sinceramente creo que Jannik tiene la misma mentalidad», exponía ayer quien no visita el techo de la lista desde hace dos años. Exactamente dos años.
Dos malas rachas
Al acabar el US Open de 2023, el 10 de septiembre de aquel año, Alcaraz se bajó del número uno y todavía no ha vuelto. Sinner acumula 64 semanas consecutivas como líder del tenis mundial mientras él sólo sumó 36 semanas en su día. Casi la mitad. Una diferencia que ha generado las únicas dudas serias a su alrededor. En primer lugar, sobre su regularidad, especialmente a final de temporada. En segundo lugar, sobre su gestión del calendario, especialmente con los partidos de exhibición. Para volver al número uno el español ha hecho algunos retoques, como guardarse tres semanas de descanso en casa este verano, y sobre todo ha dejado de pensar en ello.
A finales de 2023 se obsesionó con arrebatarle el trono a Novak Djokovic y acabó resbalando. En cierto modo entró en una crisis. A principios de este 2025, durante la sanción a Sinner, cayó en el mismo error y perdió cuando no tocaba en Doha o Miami. Nuevamente, una mala racha. «Me pedían que aprovechara la ausencia de Jannik y esa presión me mató», confesó después. Ahora, ¡Shhh! ¡Silencio!, nadie habla del ranking ATP a su alrededor.
Al fin y al cabo, con la inercia que lleva, si no se convierte en número uno en Nueva York lo hará en cualquier otro lugar. Hasta el cierre de la temporada, Sinner defiende casi 3.000 puntos y él menos de 1.000. Después del US Open, el español tiene dos compromisos que apenas afectarán al ranking, la Copa Davis y la Laver Cup, pero después tendrá dos grandes oportunidades en Shanghai y París y una última bala en las ATP Finals de Turín.
Aunque en 2024 celebró dos Grand Slam, Alcaraz está viviendo el mejor año de su carrera sin discusión y más temprano que tarde eso se verá reflejado en la lista mundial. Pero, de momento, por si acaso, léanlo en voz baja, que nadie lo escuche: Carlos Alcaraz está a un paso de volver al número uno.