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Drama de Norris en Zandvoort y acelerón de Piastri hacia el título

A siete vueltas para la meta en Zandvoort, Lando Norris sufrió una avería que puede resolver el título en favor de Oscar Piastri, autor de su séptima victoria del año. A orillas del mar del Norte, el líder del Mundial hizo valer la superioridad del MCL35 ante Max Verstappen e Isack Hadjar, sus compañeros en el podio. Uno más para el tetracampeón. El primero para el francés. Una hazaña al volante de un Racing Bulls. El delirio en la escudería de Faenza convivía con las caras largas en McLaren, que anhelaba un apasionante duelo entre sus pilotos sobre el asfalto. No este trágico giro de guion.

Hasta ahora, los coches papaya eran los únicos con motor Mercedes que no habían sufrido contratiempo bajo el capó. Casi 15 carreras después, la voz quebrada de Norris concretó el drama. «Creo que sale humo en el cockpit. Huelo algo raro», adelantó por la radio. Sólo unos segundos después, el británico confirmaba la fuga de aceite. Piastri había sobrevivido a dos salidas relanzadas y aún debió hacer frente a la última acometida de Verstappen. Fue su primer grand chelem, con victoria, pole, vuelta rápida y liderazgo durante los 72 giros programados.

Tras cuatro carreras fuera del podio Mad Max pudo también celebrar junto a miles de compatriotas. A su vera, Hadjar confirmaba con un Racing Bulls lo que en buena lid debería haber correspondido a Aston Martin. El octavo puesto de Fernando Alonso, justo por detrás de Lance Stroll, no debería satisfacer a la escudería de Silverstone, más favorecida por las desdichas ajenas que por sus méritos propios.

Mala salida de Alonso

Fue una carrera no emocionante, pero sí plagada de incidentes. De inicio, la elección de los neumáticos blandos suponía una declaración de intenciones de Verstappen. No sólo por la agresividad con la que se lanzó hacia la primera curva, sino respecto al largo plazo, con una estrategia a dos paradas. El ídolo local cumplió con creces en la salida, salvando un latigazo y encauzando el coche por el empinadísimo peralte de la Hugenholtz.

La situación se antojaba extrema para Norris, impelido a no perder el rastro de Piastri, autor de la pole y líder desde el arranque. Por ello tuvo que exprimir sus gomas por detrás del Red Bull hasta que en la novena vuelta reconquistó la segunda plaza. Servido el duelo entre los McLaren, sin mayor novedad en Ferrari o Mercedes, la atención se trasladó a los cielos.

Piastri llegó a sentir unas gotas de lluvia sobre el visor del casco, pero la lluvia se hizo esperar hasta la vuelta 21. Dos antes había entrado Alonso a boxes, para montar los duros. Un movimiento a la desesperada, porque por entonces el español rodaba decimotercero. Había perdido tres posiciones en la salida ante Yuki Tsunoda, Alex Albon y Antonelli y se veía atascado en el tradicional desfile marcado por el DRS.

Desde el viernes, cuando se había mostrado como el tercer coche más rápido de la parrilla, hasta el domingo, los pasos atrás de Aston Martin han pesado demasiado a Alonso, desesperado con la gestión de sus ingenieros. «Siempre me dejáis en mitad del puto tráfico. Hagamos undercut, no sé, hagamos algo», lamentó el bicampeón.

Stroll, autor de un calamitoso error del sábado, también sufrió un tempranísimo pit-stop en la novena vuelta, para montar los duros. El imprevisible canadiense tampoco perdió la oportunidad de pasar por encima de unas piezas de fibra de carbono esparcidas por el asfalto.

Doble cero en Ferrari

En un trazado tan estrecho y revirado como Zandvoort, poco propicio para los adelantamientos, estos fallos se pagan a precio de oro. Incluso para alguien tan experto como Lewis Hamilton, que destrozó sus opciones contra el muro de la curva 3. En barrena, atenazado por sus demonios, el heptacampeón sumó su segundo abandono en siete años por culpa de una salida de pista.

Para recoger los restos del Ferrari ordenaron un safety car y tras la pertinente resalida, Carlos Sainz sufrió un enganchón con Liam Lawson. El doble pinchazo en la curva 1, cuando luchaban por la séptima plaza, arruinó sus respectivas opciones. «Es tan estúpido. Dios mío, siempre es el mismo tipo», lamentó el madrileño por radio. El enésimo infortunio de Carlos aún escocía más tras la penalización de 10 segundos por parte de la FIA. «Es lo más ridículo que he oído en mi vida», lamentó Sainz, decimotercero en la meta, cuando le comunicaron el castigo.

Quería Carlos verse con los comisarios, para que le explicasen su dictamen a la cara. También Charles Leclerc quiso soltar unos improperios a sus ingenieros cuando todo se le fue al garete. A 19 giros para la meta, Ferrari le llamó para un segundo pit-stop con el que proteger su quinto puesto frente a Antonelli. Cuando regresó al asfalto se encontró precisamente frente al italiano, demasiado optimista en el peralte de la 3. A los 10 segundos por la maniobra, el piloto de Mercedes hubo de añadir otros cinco de castigo por superar el límite de velocidad en el pit-lane.