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El Barça despide a Joan Peñarroya después de la pañolada del clásico y la dura derrota en Girona

El pasado viernes, cuando la impotencia del Barça se dio de bruces con una derrota más ante su eterno rival, la novena consecutiva en el clásico, el Palau Blaugrana estalló. No era la primera vez (hace unos días también hubo pañuelos tras caer de mala manera contra el Zalgiris), pero resultó significativo. Porque en el palco estaba presente Joan Laporta y porque los gritos de la afición pusieron nombre y apellidos: el directivo encargado de la sección de baloncesto que estaba a su lado. «¡Cubells dimisió!». Joan Peñarroya, poco después, no pudo ser más claro: «El Palau es soberano».

Es el técnico siempre el eslabón más débil y no ha tardado en romperse. Porque, apenas dos días después, su equipo volvió a las andadas. Una durísima derrota en Girona (96-78), la segunda consecutiva en ACB, que ahonda en la mediocridad como tendencia en este inicio de curso. El segundo del de Tarrasa en el banquillo, quien, unas horas después, fue despedido oficialmente. Será sustituido de forma interina por su asistente, Óscar Orellana, según informó el club.

Tras perder por 18 puntos en Fontajau (encajó 30 en el primer cuarto, ante el Madrid fueron 34, los mismos que el pasado domingo contra el UCAM Murcia), hubo gabinete de crisis azulgrana. En el vestuario, donde los jugadores se reunieron sin su entrenador. Y en los despachos (Josep Cubells, Juan Carlos Navarro, Mario Bruno Fernández, Jordi Trías, Audie Norris…). Con cuatro derrotas en seis jornadas peligra seriamente hasta la presencia en la Copa del Rey.

El capitán Nico Laprovittola dio la cara ante los medios y fue claro cuando le preguntaron si entendería la destitución de Peñarroya: «Sí. No sé si es lo ideal. Sí lo entendería. Estamos en el más alto nivel de exigencia de competición, esto es el Barça, con la exigencia que conlleva y todo puede pasar».

Al ex técnico de Andorra, Manresa, Burgos, Valencia y Baskonia le quedaban horas. Ya el curso pasado escapó de una situación complicada. El próximo partido del Barça es el miércoles en Múnich ante el Bayern, el primero de la doble jornada de Euroliga. Xavi Pascual, que este verano terminó su periplo ruso con el Zenit, es el principal candidato al banquillo culé.

El problema azulgrana no sólo tenía que ver con la cancha. La crisis económica afecta de manera significativa a la sección, algo que se ha reflejado con claridad en los refuerzos del verano. Mientras el Real Madrid saca músculo con hasta seis fichajes (el último, esta misma semana, con la llegada del ex NBA Alex Len a cambio de Bruno Fernando), en Barcelona han recurrido a dos competitivos veteranos –Will Clyburn y Toko Shengelia, 35 años ambos) que son los que están sosteniendo al grupo. El resto de refuerzos fueron dos americanos con poco bagaje Myles Cale y Miles Norris y el regreso del joven base argentino Juani Marcos. Ni la lesión de Juan Núñez hizo reaccionar a los despachos.