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El Celta asalta el Bernabéu ante un Madrid desesperado que terminó con nueve jugadores

El Madrid volvió a entrar en crisis el domingo por la noche en el Bernabéu. Sin fútbol ni ideas, con escasa actitud, con errores y desesperado con el árbitro en el tramo final del duelo, cayó contra un gran Celta en Chamartín. Los blancos terminaron con dos expulsados, Fran García y Carreras, uno por dos faltas y otro por protestar, y abrió de nuevo su herida. Swedberg ejecutó dos brillantes contras del cuadro vigués y sentenció el triunfo de los de Giraldez.

Las lesiones traían de cabeza a Xabi Alonso. Entre la de Carvajal, la de Huijsen y la de Trent, el técnico vasco se encontró con una zaga bajo mínimos y en alerta máxima. Decidió dar descanso a Rüdiger y volver a confiar en Carreras, que hizo de central junto a Militao, pero tuvo que utilizar al alemán por la lesión, aparentemente grave, del brasileño a la media hora.

La noche del domingo encontró al Madrid en extrema calma, demasiado lento con balón, ante un Celta con las ideas muy claras. Los de Giráldez se encerraron atrás con un muro de cinco defensas y un doble pivote y buscaron lo que busca casi toda la Liga cuando juega contra el cuadro de Alonso: regalarle el balón, esperar el error y la falta de claridad, robar y correr. A veces los blancos evitan el plan del rival con menos fallos con la pelota y una presión tras pérdida intensa, pero cuando no lo hacen dejan a Courtois sólo ante el peligro.

Bryan Zaragoza tuvo varias contras en los primeros minutos del duelo al aprovechar varias transiciones rápidas de su equipo y superando a Asencio en los uno contra uno, pero le faltó aliento para elegir mejor la última opción. El Madrid perdía demasiado pronto la pelota y no tenía movilidad en campo rival, algo que notó Alonso, que aprovechó un parón en el minuto 17 para hablar con Bellingham, Güler y Vinicius.

Antes, sólo Arda, con una internada por la derecha del área, y Militao, de cabeza tras un centro, habían hecho trabajar a Radu.

La lesión de Militao

Llegó entonces la lesión de Militao tras una carrera de tú a tú con Durán en un balón largo tras otra buena transición de los vigueses. El brasileño evitó el remate final del delantero gallego, pero se rompió, sufriendo una grave lesión muscular en la pierna izquierda que no le dejaba apoyar. Salvo milagro, estará mucho tiempo de baja.

Un percance que obligó a Alonso a tirar de Rüdiger y que deja al Madrid sin su mejor central a campo abierto, eso que tantas veces necesita cuando no hace bien la presión.

Con el paso de los minutos, el Madrid fue encerrando en su campo al Celta, más por cansancio rival y por la inercia del partido que por fútbol. Bellingham comenzó a aparecer entre las rocosas líneas rivales y la calidad individual de los blancos permitió algunas ocasiones. Güler lo intentó desde lejos, tuvo después la más clara de la primera parte al definir desviado una dejada de Mbappé y Vinicius perdonó ante Radu con una volea tras un envío largo de Tchouaméni. Poca producción para lo que necesitaba el partido.

En el área rival, el Celta mantenía la misma idea: robar y plantarse en tres toques en zona de peligro. Así lo hizo en el 40, pero Courtois salvó el flojo disparo de Durán en el mano a mano.

Goles y rojas en el segundo tiempo

Tras el descanso, el guión se mantuvo, creciendo el drama madridista. Los blancos, sin ideas, sin movilidad y sin fútbol, fueron regalando metros a un Celta que creció en los pies de Borja Iglesias, amo y señor de las contras de su equipo. En el 53 y tras una buena gestión del delantero, los de Vigo se encontraron con el balón en tres cuartos, Bryan recibió en la izquierda, puso un buen centro raso para Williot y el sueco, de espuela, definió con arte hacia Courtois.

Alonso movió su árbol, dando entrada a Rodrygo por Asencio, pero se encontró con el error de Fran García diez minutos después. El zurdo vio la roja por dos entradas a destiempo en apenas dos minutos, lo que desesperó a Xabi: «b», le dijo el vasco a su futbolista, tal y como se vio en televisión.

Con el gol el contra y un hombre menos, el Bernabéu entró en caos. Contra sí mismo y contra Alejandro Quintero, el colegiado. La grada se echó encima del árbitro en cada parón y en cada decisión, y los jugadores se contagiaron de la desesperación generalizada.

Mbappé pudo empatar en el 73, pero su vaselina se fue alta. Gonzalo tuvo un cabezazo claro, pero salió desviado. Y a partir de ahí el Madrid cortocircuitó. Todavía con 0-1, Carreras vio la roja por protestar y los blancos se quedaron con nueve. Máxima desesperación y el segundo de Swedberg para confirmar la primera derrota del curso en casa y la tercera en general. Es una victoria en cinco partidos de Liga. Crisis total.