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El Madrid de Xabi Alonso debuta en la Liga con orden pero sin fuego en la victoria sobre Osasuna

El fútbol necesita el orden y el desorden, que no hay que entenderlo como una situación negativa, sino como un orden distinto. La llegada de un nuevo entrenador invoca al primero, con los jugadores entregados a la disciplina que se exige para mantenerse en el once. El Madrid lo necesitaba, desencuardenado por los vicios que atrapan a quienes han ganado tanto. Es una vieja historia. La cuestión es encontrar el equilibrio entre el orden y el desorden que define la idiosincrasia de este equipo, provocado por jugadores que toman sus propias decisiones, que se aventuran, audaces, imprevisibles y que con su desorden desordenan al contrario. En el debut de Xabi Alonso en la Liga, encarrilado por un penalti sobre Mbappé, vimos más de lo primero. Suficiente justo, un 5, para empezar, a la espera de ver a un Madrid que necesita progresar, necesita acelerar.

Alessio Lisci también acaba de llegar a Osasuna. En el Levante y el Mirandés conocimos su ambición, la que tiene alguien que vendía pizzas, burrata y salsa al pesto en Valencia para hacer prácticas como becario de entrenador. En el Bernabéu apareció ya un entrenador entero, con un planteamiento muy profesional. A Osasuna, en este lugar, le bastaba el orden. Ni un metro, era la consigna. Ni un metro para Vinicius o Mbappé. Cuando el francés lo tuvo, provocó el penalti por una entrada mal medida de Juan Cruz. Mbappé, afinado, cerró la obra ante un Herrera que no es cualquier portero en esta suerte.

El rol de Vinicius

No es la primera vez que un equipo grande se encuentra con una defensa formada a partir de un 5-3-2. Es lo habitual. Frente a eso es necesaria la velocidad de balón y la capacidad de los futbolistas de superar piezas por sí mismos. En casi todo el partido, el Madrid prácticamente no lo probó. Boyomo y Rosier, dos excelentes adquisiciones, tuvieron que ver, mucho, pero faltaba decisión individual en el equipo. Rosier le ganó carreras a Vinicius, al que el Bernabéu aplaudió en una recuperación. Está bien, pero sin confundir la prioridad del brasileño. Si no desborda, no hace la diferencia, en el resto es uno más. Es importante no confundir los roles, y que no los confunda el delantero. Sustituido por Gonzalo en el tramo final de un duelo no resuelto, fue poco Vini.

Alexander-Arnold se ha distinguido en el Liverpool por su profundidad, por su llegada a la línea de fondo, pero en el inicio se le observó alicortado, tímido. Fue sustituido por Carvajal, que va a competir por su puesto a fuego, no lo duden. Volvía al Bernabéu desde el día de su lesión. Lo contrario de Trent fue Carreras, que en la banda opuesta hace de todo, hiperactivo. Suyo fue el primer disparo ante una defensa que no había forma de penetrar. No fue el único. Huijsen o Militao también lo probaron en un arranque sin espacios ni oportunidades. El Madrid buscó los disparos y la segunda jugada frente a un Osasuna cómodo.

Carreras, con decisión

Carreras fue titular, como Huijsen o Trent, los fichajes, en una defensa renovada totalmente con respecto al pasado curso, puesto que Militao no había podido jugar por las lesiones. La defensa está clara. También el ataque, aunque la baja de Bellingham puede hacer que haya cambios, rotaciones, de hombres y de sistema, entre el 4-3-3 y el 4-4-2. Veremos también alguna formación con tres centrales, habitual para Xabi Alonso en el Bayer Leverkusen. Es un entrenador-alquimista y sin prejuicios.

Güler tuvo su titularidad en los medios, donde aspira a erigirse como director de juego, un lugar vacante tras las marchas de Kroos y Modric. Más como interior que como mediocentro, le falta en esa posición visión periférica. No brilló el turco en una zona donde va a estar la gran competencia interna del Madrid, a la que se ha apuntado desde el primer partido Mastantuono. No dudó Xabi Alonso, que pensó más en su estímulo que en su adaptación. Buena cosa.

«¡Franco, Franco!»

El estímulo del argentino, de 18 años, es también el del Bernabéu. Parte de los aficionados lo recibió al grito de «¡Franco, Franco!» cuando saltó a la calentar. Se llama Franco Mastantuono. Pidió balón, pidió el córner y probó a Herrera, en un decorado diferente, puesto que Osasuna se estiró, aunque sin que el Madrid lo aprovechara, visiblemente fatigado. Es una realidad que ha descansado menos que el resto.

Lisci hizo el partido largo y buscó la ocasión en el desenlace, cuando a Bretones lo expulsaron por un empujón que no merecía tanto, mientras Xabi Alonso sacó a Ceballos y pidió orden y posesión para protegerse. El desorden está pendiente.