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El PNV y Junts se alejan aún más del PP por su discurso recentralizador en la crisis del fuego

Es una verdad casi matemática. Cada vez que el Partido Popular se acerca a las tesis o al discurso de Vox un paso, se alejan varios el PNV y Junts. La sintonía de los de Feijóo con los de Abascal opera siempre como un mecanismo de acción-reacción en partidos explícitamente conservadores que tantas veces sirvieron de apoyo al centroderecha y a los que incluso, hace no tanto, se consideraban entre las filas populares potenciales aliados para la gobernabilidad del país. Un horizonte que se ha vuelto más imposible tras la crisis del fuego, en la que el PP ha apelado al ejército y a la responsabilidad del Gobierno central en detrimento de las comunidades autónomas.

Esa línea marcada por la calle Génova de señalar al Ejecutivo de Pedro Sánchez como estrategia de oposición y también de lavado de imagen de la gestión de sus presidentes autonómicos ha sido recibida como una amenaza más en las filas de los nacionalistas vascos y los independentistas catalanes. Porque el método de acusar a los demás para eximir de responsabilidad a los suyos tiene en este caso implicaciones directas en el sistema de reparto competencial que sustenta el Estado de las autonomías. Un asunto capital en Catalunya y Euskadi.

El intento de ofensiva parlamentaria de los populares en esta primera semana de curso político utilizando para ello otra vez el Senado, la Cámara de representación territorial, ha servido, en la práctica, para que el principal partido de la oposición calibre el sentir de ambas formaciones. Porque entre las críticas más sonadas al intento de generar ruido con el marco de las competencias autonómicas han arreciado con especial virulencia las de esos partidos que, en teoría, no debían estar tan lejos del PP.

“No admitimos de quienes desdeñan los riesgos de incendios que vengan a poner ahora en cuestión el estado de las autonomías”. La crítica no llegó de ninguno de los partidos de izquierdas sino del Partido Nacionalista Vasco. Su senadora, Estefanía Beltrán, aprovechó su intervención durante la comparecencia del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska en el Senado, para lanzar una advertencia clara a los populares.

“Han mordido el anzuelo de Vox, señorías del PP, son rehenes de las medidas reduccionistas y negacionistas de Vox: devaluar la capacidad de las Comunidades Autónomas para luego invitar a que sea el Estado quien tome posesión de esos gobiernos. Han dejado entrar el elefante en su casa. Y no vamos a admitir que la incapacidad y dejadez de algunas comunidades lleve a la recentralización de las competencias”, alertó.

No tuvo palabras más amables para los de Feijóo el senador de Junts, Eduard Pujol. “El PP es más de taberna que de yoga. Dígale al PP y al mundo ultra que las competencias son de las autonomías. Hagan más pedagogía de la responsabilidad. ¿De quién es, quién tiene las competencias?”, interpeló a Fernando Grande-Marlaska. El portavoz de los de Puigdemont señaló el “estrabismo ideológico del PP” sobre el Estado de las autonomías.

“Desde las regiones llevan 50 años queriendo tener las mismas competencias de Catalunya pero, a la hora de la verdad, cuando viene el lío la única idea que han tenido ha sido llamar a mamá y a papá estado. Y les decimos a los Mañuecos de turno: ¿Qué pensaban que era esto de tener responsabilidades? ¿Qué pensaban que era asumir responsabilidades de Estado con mentalidad de Estado? ¿Qué pensaban cuando pedían lo mismo que Catalunya?”.

El rapapolvo parlamentario de esta semana de Junts y PNV al PP es, en realidad, la continuación de un desencuentro que viene de lejos y que ha imposibilitado a los de Feijóo fraguar mayorías parlamentarias que los acerquen a la gobernabilidad. Siempre por su dependencia, discursiva o fáctica, de la extrema derecha. Unas rencillas que en el caso de los nacionalistas vascos han sido especialmente virulentas en los últimos meses y que se agravan cuando se abordan temas esenciales para el nacionalismo como son las competencias autonómicas.

Una de las más reciente tuvo lugar a principios de agosto. “Queremos conocer y queremos llegar al fondo de esa extraña y turbia relación entre esa mafia corrupta y la investidura de Pedro Sánchez en la que el PNV ha participado y Aitor Esteban tiene la obligación de dar explicaciones”. Con estas palabras se expresó el secretario general del PP, Miguel Tellado, al ser preguntado por las relaciones entre su partido y el PNV. Casi al mismo tiempo, el dirigente popular, a quienes en el PNV consideran parte esencial del problema en sus relaciones con el PP, reclamaba a los nacionalistas vascos que dejen caer al Gobierno progresista retirándole su apoyo en el Congreso de los Diputados.

El ataque de Tellado llegó solo un día después de que él mismo protagonizara un tenso rifirrafe en redes sociales con el líder de los nacionalistas vascos, Aitor Esteban, al que acusa de “mentir” sobre su relación con Antxón Alonso, el empresario vinculado al caso del exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, que investiga supuestas mordidas en adjudicaciones públicas. “Se cree el ladrón que todos son de su condición”, le respondió Esteban a Tellado en X, donde recordó que el ‘número dos’ del PP retiró de su currículum que era periodista.

“Alguien miente y Aitor Esteban ha preferido insultarme a mí directamente”, dijo el dirigente del PP, que preguntó al líder nacionalista si Alonso “medió entre el PSOE y el PNV” para la investidura de Pedro Sánchez con la intención de poner bajo la sombra de la sospecha el papel del propio Esteban. “El problema es que la persona con la que negoció la investidura está en prisión”, dijo Tellado en alusión a Cerdán. “Aitor Esteban está metido en un gran lío y cuanto antes dé las explicaciones correctas mejor nos irá a todos”, añadió.

A principios de verano, el propio líder del PNV explicó en una entrevista en TVE que su partido se encontraba muy lejos de entenderse con los de Feijóo. “Las relaciones no están en un buen momento. Primero mandó Tellado un mensaje pidiendo una reunión, pero inmediatamente sin esperar respuesta se metió en una rueda de prensa en la que nos descalificó. Y al día siguiente el líder del PP en Euskadi comenzó a descalificar al PNV y acusarnos de estar mezclados con la trama [caso Koldo] con acusaciones sin fundamento. Nosotros no lo vamos a tolerar, es absolutamente intolerable. Mi teléfono siempre ha estado abierto, pero las relaciones no están en un buen momento, es evidente. Ellos sabrán en lo que andan, tienen mi teléfono y yo, el suyo”, zanjó.

Ahora en mitad de las críticas de los cuerpos de bomberos y agentes forestales, que denuncian recortes sistemáticos en plantillas y en recursos para la prevención y extinción de incendios, el Partido Popular ha intentado salir al paso de la crisis del fuego apuntando directamente a la administración central, aunque las competencias, tanto de prevención como de extinción, sean exclusivamente autonómicas. Y lo han hecho al unísono desde algunas de las comunidades afectadas pero también desde las portavocías nacionales de la calle Génova.

La nueva voz del PP en el Congreso, Ester Muñoz, acusó al Gobierno central de no poner todos sus medios a disposición de los ejecutivos autonómicos, responsables tanto de las labores de prevención como de apagado de los incendios. “No se están atendiendo las peticiones de que más efectivos de las Fuerzas Armadas se incorporen a través de la UME”, denunció Muñoz, quien también culpó al Gobierno de no acceder a hidroaviones rusos, con mayor capacidad de transporte de agua y a pesar de que la UE ha establecido un embargo a Rusia por la invasión de Ucrania.

Pese a las quejas, ni los presidentes autonómicos ni el PP plantearon en ningún momento durante la oleada de incendios pedir el nivel 3 de emergencia, lo que obligaría al Gobierno central a asumir todas las competencias y centralizar las tareas de extinción. En Castilla y León y Andalucía, Alfonso Fernández Mañueco y Juan Manuel Moreno, respectivamente, afrontan elecciones en los próximos meses. María Guardiola gobierna en minoría y con los presupuestos prorrogados, mientras Alfonso Rueda tiene en Galicia el camino más despejado y su horizonte electoral se va a 2028. En clave estatal, lo que aún parece quedar más lejos es que el PP esté a tiempo de soltar la mano de Vox y acercarse a otros hipotéticos socios, como Junts y el PNV, antes del próximo ciclo electoral.