La primera vez que hablé con Ada Colau fue allá por 2013, cuando su nombre comenzó a sonar gracias a su lucha en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), de la que fue una de sus portavoces. Este miércoles, doce años después de aquello y una Alcaldía de Barcelona mediante, Colau está de nuevo al teléfono pero esta vez desde Túnez y como una activista más en la Global Sumud Flotilla. Viaja junto a Greta Thunberg y muchas otras personas en el Family, de bandera portuguesa, el primer barco que sufrió esta semana un ataque con un dron. La exalcaldesa atiende a El HuffPost horas después de que la Flotilla haya sufrido un segundo ataque y poco antes de comenzar a navegar de nuevo. Las autoridades tunecinas les han pedido que se desplacen a otro puerto a siete horas de distancia. Parte de la travesía discurrirá por la noche y se augura mal tiempo. A todo ello se suma, además, el temor a un nuevo ataque. Pero en la Flotilla nadie se rinde. Siguen convencidos de seguir adelante y abrir un corredor humanitario en Gaza.
Evidentemente, estamos preocupados de que haya habido ataques violentos con drones durante dos noches en el puerto de un país soberano como es Túnez. No solo han violado el espacio aéreo tunecino, sino que por dos veces han atacado con drones un puerto que está muy cerca de la residencia del primer ministro del país. Estamos preocupados, pero tampoco sorprendidos porque Israel actúa de esta manera. Si esta Flotilla existe es porque Israel está aniquilando al pueblo palestino, es por el genocidio de un país que no respeta los derechos humanos. Por eso queremos abrir un corredor humanitario y exigir a nuestros países y a la Unión Europea que no miren hacia otro lado. En esta Flotilla somos muchos los ciudadanos de la Unión Europea. Exigimos que se investiguen los atentados contra nosotros. Nuestros países deberían reaccionar.
Todavía es incierto. Después de los ataques con los drones y al estar en un puerto pequeño cerca de la residencia del primer ministro en el que no pueden atracar todos los barcos al mismo tiempo, las autoridades tunecinas nos han pedido que nos desplacemos a otro puerto, también en Túnez, pero a siete horas de distancia por mar. Ahora estamos preparándonos para salir hacia ese puerto en el que ya cabríamos todos los barcos. Si mañana logramos cargar todas las provisiones, quizás podamos salir, pero la navegación será en parte por la noche y con mal tiempo…
Claro que nos preocupa que Israel nos vuelva a atacar, y por eso exigimos a nuestros Gobiernos que nos protejan. Dijeron que lo harían, pero la realidad es que nos están atacando. Israel no tiene derecho a hacer lo que hace, está violando la ley. Los Gobiernos deben ampararnos y protegernos. Nosotros haremos vigilancia nocturna y estamos formados para lo que pueda pasar. Si viene un dron, sabemos cómo hay que reaccionar, cómo protegernos. Pero no hay que normalizar la impunidad de Israel. Los Gobiernos deben denunciar públicamente lo sucedido y exigir responsabilidades. Podrían poner barcos de salvamento marítimo del Estado para protegernos, no para participar de la Flotilla. Viendo la violencia que hay, podrían hacer eso.
¿Están viendo cómo se comporta Israel? ¿Viendo el genocidio en Palestina? ¿Están viendo cómo matan y descuartizan niños y niñas con bombardeos y disparos? No puedo entender la miseria moral de los tertulianos de salón y comentaristas de extrema derecha que, sin ponerse en riesgo, intentan ridiculizar a los que sí ponemos el cuerpo. Afortunadamente, cada día somos más los que luchamos por un mundo mejor que también les beneficiaría a ellos.
El PSOE finalmente se ha movido y aprobado medidas que llevábamos meses pidiendo. Llegan muy tarde, se tenían que haber movido hace mucho tiempo. Que hay un genocidio lo dice Naciones Unidas, el Tribunal de La Haya… Lo mínimo es que el embargo de armas, pero también queremos que se aísle política y económicamente al Estado genocida, como con la Sudáfrica del apartheid o como hicieron con Rusia en pocos días. No se entiende ese doble rasero repugnante. Parece que como los palestinos son pobres, valen menos. Hay que recuperar y reconstruir la idea de humanidad. Por eso existe también esta Flotilla, para denunciar esa hipocresía y forzar a los países a modificar su actitud hipócrita. Las medidas de la Unión Europea de von der Leyen son algo, pero también insuficientes, porque no rompen todas las relaciones. Aún les interesa mantener un enorme negocio que da tantos beneficios a una élite minoritaria, no solo negocio tecnológico, también inmobiliario o turístico.
Yo cuando era alcaldesa de Barcelona ya rompí relaciones con Israel. Lo hicimos antes del genocidio por la situación de apartheid. Entonces ya comprobamos la agresividad de Israel. Me pusieron una querella, recibimos muchas presiones… Desde aquello, la situación no ha hecho más que empeorar. A mí me pasa lo mismo que a miles de ciudadanos que no nos sentimos representados por nuestros Gobiernos ante lo más atroz y lo más bárbaro que han visto nuestros ojos, niños y niñas masacradas. Como mujer, madre y ciudadana necesito hacer algo y, como yo, muchísima gente. El año pasado visité los territorios ocupados de Cisjordania e intenté subir en una Flotilla en Estambul, aunque finalmente Israel bloqueó los barcos. Cuando supe que otra Flotilla saldría de Barcelona, no lo dudé ni un segundo. En la Flotilla viajamos cientos de personas para transmitir esperanza, pero no somos solo la gente que va en los barcos. No somos héroes, somos gente normal, y vamos a forzar a que nuestros Gobiernos se muevan. Si lo decidieran, tienen barcos y recursos de sobra para llevar ayuda. Somos muchos más de lo que parece, somos también la gente que para La Vuelta ciclista para no normalizar la presencia de Israel o los maestros que ocupan el Círculo de Bellas Artes de Madrid para pedir un embargo. Cada día hay más y más gente dispuesta a hacer todo lo que está en su mano, porque si no, no hay futuro para nuestros hijos e hijas. Hay que mantener la esperanza.