Casi nadie sabía quién era Karl Etta Eyong a principios de agosto cuando nació el rumor de que el Barça había puesto los ojos en este camerunés de 21 años que vestía la camiseta del Villarreal y que, hasta el arranque de esta temporada, había jugado solo 53 minutos en Primera. Eso sí, su gol ante el Girona (0-1) el pasado mes de mayo en el minuto 89 fue clave para que el equipo de Marcelino esté hoy en Champions. Un punto de inflexión que le llevó a explotar con el arranque del campeonato y a convertirse en un peligro para el Real Madrid en su visita esta noche al Ciutat de València.
Su progresión es de un gol cada 65 minutos. Suma tres y otras tres asistencias. Imposible que pasara desapercibido. Se estrenó con el Villarreal ante el Oviedo en la primera jornada y, después, traspasado ya al Levante, golpeó al Betis y al Girona. No han leído mal: el Villarreal lo traspasó en los últimos minutos del mercado por ¡tres millones de euros! La explicación está en la trayectoria de este futbolista, que lleva en España cuatro temporadas tan integrado que fue capaz de superar con nota la novatada del vestuario groguet: cantar por Melendi y el Canijo de Jerez.
A Etta Eyong el fútbol se le cruzó en el camino por una mujer. Extraño habiendo nacido en Douala, la cuna de Samuel Eto’o. Fue su tía, internacional camerunesa, la que le ofreció la pelota como refugio cuando, a los siete años, perdió un torneo de tenis, el deporte que practicaba su madre y por el que quería guiarle. «Mi padre había sido campeón, pero yo no aguantaba la presión. En el tenis estás solo. Perdí esa final y me fui a casa andando, pensando que no quería jugar más. En el fútbol no sentí esa presión, porque tienes compañeros», contaba en una entrevista a los medios del Villarreal tras su debut con el primer equipo.
Su tía le enseñó, pero fue a los diez años cuando entró en Galactique Academy y se topó con un entrenador exigente que le vio potencial, en físico y calidad. Fueron ocho años de formación hasta que apareció el Cádiz. Con 18 años lo incorporó a su filial, con el que debutó en noviembre de 2022 en Segunda RFEF. Se adaptó tan rápido que a la siguiente temporada jugó 33 partidos con el filial y marcó 14 goles, lo que provocó que Sergio González le hiciera debutar en Primera, 20 minutos contra el Alavés.
El aval personal del dueño
El descenso hizo que el Villarreal anduviera vivo y lo cazara por un millón de euros. No era mala la operación para el Cádiz, que se guardaba el 50% de los derechos de un chico que iba a explotar. Lo hizo con el filial groguet: 31 partidos y 19 goles. No tardó en compatibilizar la Primera RFEF con los partidos a las órdenes de Marcelino. ¿Por qué entonces venderlo? Para seguir teniendo el control mientras se asienta en LaLiga. Con una cláusula de 10 millones, era un caramelo. Por eso, le vendió al Levante su 50% con derecho de tanteo en una futura venta y un contrato hasta 2029.
Para el Levante fue el regalo de un futbolista que nunca hubiera podido comprar. Tanto es así que, para pagar al Villarreal, el presidente, José Danvila, avaló de su bolsillo. La apuesta era fuerte, pero la respuesta no tardó en llegar.
En el Ciutat todos saben ya qué es el Makankosappo, el cañón de rayos especiales que activaba Piccolo, un personaje de Bola de Dragón, llevándose dos dedos a la frente. La serie animada de Akira Toriyama enloquece a Etta Yong, fanático del manga, y el aura de ese personaje, «un malo que se hace bueno para ayudar», más. Él lo hace con goles para que, esta temporada, el Levante se agarre a Primera.
