269 días. Ese es el tiempo que ha durado el errático Gobierno de François Bayrou, víctima de la enésima crisis política en Francia. O de la misma que lleva más de un año sin terminar de superarse en un país que se ahoga por la deuda pública. Este lunes, el elegido por Macron como primer ministro a finales de 2024 y todo su Ejecutivo han caído al no superar la moción de confianza lanzada por el propio Bayrou. Una medida desesperada ante su «irrevocable» derrota y con el telón de fondo del severo plan de recorte de 44.000 millones que no deja de acumular rechazos.
«He elegido dirigirme a ustedes como si el destino no estuviese escrito, como si la respuesta de la Asamblea Nacional (…) no hubiese sido anunciada por todos», apuntaba el ‘histórico líder centrista en su discurso, horas antes de una votación saldada sin sorpresas que ha certificado otro fracaso del macronismo, con especial foco en el presidente de la República, muy señalado por la oposición, que le obliga a moverse con urgencia.
Los números han puesto, negro sobre blanco, lo que se daba por hecho. De los 558 votos emitidos, Bayrou ha recibido 364 en contra, por sólo 194 a favor, con 15 abstenciones.
Un autodenominado «sacrificio» de Bayrou para que la nación tome conciencia de la crisis que sufre, porque, añadía, «no es una cuestión política, sino una cuestión histórica» que obliga a actuar antes de que la situación sea «irreparable».
Su dimisión será oficial este martes, una vez se la presente formalmente a Emmanuel Macron. Un hito dentro de la incesante actividad política en el país galo, por suponer la primera caída de un ejecutivo por no superar una moción de confianza durante la Quinta República
Menos de nueve meses después de su nombramiento tras la caída de Michel Barnier, Bayrou ha ido superando mociones de censura, más de tanteo que verdaderas amenazas, hasta la caída final, sin apoyos parlamentarios para sostener lo que llama un «necesario» ajuste. Porque para el político de 72 años «el mayor riesgo era no tomar ningún riesgo, dejar que las cosas siguieran como están sin cambiar nada», ha explicado.
«Francia no ha tenido un presupuesto equilibrado desde hace 55 años», un tiempo desde el cual «los gastos aumentan, los déficits se repiten y las deudas se acumulan», ha querido señalar en su turno. Frente a dicha «cuestión histórica» de la deuda pública que asola al país, François Bayrou planteó un plan de recortes de casi 44.000 millones de euros que, esto sí, logró unir a derechas e izquierdas en las críticas hasta dar forma a un adiós cantado.
De hecho, la unión de bandos opuestos no es únicamente contra Bayrou y su ‘tijeretazo’ presupuestario. Este lunes en la Asamblea Nacional, la izquierda y la ultraderecha de una inhabilitada Marine Le Pen han apuntado más arriba, hacia el mismísimo Emmanuel Macron, a quien han exigido su dimisión. De momento, no hay respuesta del Elíseo, obligado ahora a elegir un nuevo primer ministro, el quinto en tres años… o convocar elecciones.