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Gaudu sorprende a Pedersen en la rampa de Ceres

Los primeros de la general se implicaron en una etapa que no prometía mucho según el libro de ruta y acabó, arrebatada, casi febril, en sus últimos compases, con tres de los cuatro primeros el día anterior metidos en la definitiva harina de Ceres. Ganó David Gaudu. Tercero, Jonas Vingegaard. Cuarto, Giulio Ciccone. ¿Y segundo? Pues Mads Pedersen, el máximo favorito a priori y a cuyo incondicional servicio se puso su equipo, el Lidl-Trek desde las primeras pedaladas.

Segunda llegada en alto de la Vuelta-Giro. Bueno, en alto era mucho decir. En cuesta. Una cota de cuarta a 614 metros de altitud. Una etapa, tercera de la carrera, corta (134,6 kms.), quebrada pero no en exceso, con un puerto de segunda a mitad más o menos del recorrido. Una invitación a las escapadas.

La aceptaron en el acto el estadounidense Sean Quinn (Education First), el belga Luca van Boven (Intermarché), el austriaco Patrick Gamper (Jayco Alula) y el italiano Alessandro Verre (Arkea), con el jersey de la montaña prestado por Vingegaard. Por detrás, el Lidl-Trek de, por otra parte, Ciccone, segundo de la general, encabezaba el grupo con el único objetivo de eliminar a Jasper Philipsen y dejar el camino expedito a Mads Pedersen, el hombre del día para todos. Por si las moscas, el Visma de Vingegaard iba a su estela.

El trayecto subía algo, bajaba un poco, tornaba a subir un poco más, se remansaba, se empinaba de golpe acumulando en conjunto, arriba y abajo, tira y afloja, una dureza inopinada que fue machacando a Philipsen. El Lidl-Trek, decidido, obsesivo, no daba tregua. Philipsen iba todo el tiempo a rastras. Se quedó en el intermedio puerto de segunda, donde Verre se ganó, ya sin delegación de Vingegaard, el maillot de la montaña. Enlazó. Se quedaba en los traicioneros repechos, volvía a enlazar… Así todo el tiempo, a costa de ir dejándose jirones de energía que lo imposibilitaron para luchar por la victoria. Antes incluso de la subida final, arrió la bandera.

Ya había sucumbido, a 19 kms. de la llegada, Quinn, el último evadido. Y en esa subidita de medio pelo, 2,6 kms. a un porcentaje medio del 3,6% y unos metritos al 7%, ardió Troya. Insospechadamente, Gaudu (Groupama-FDJ), en una llegada algo rara, precedida de una curva que había que negociar, se impuso a Pedersen. El Lidl-Trek se quedó con un palmo de narices. Había trabajado demasiado como para conformarse con el segundo plato del banquete. Olió la miel sin llegar a probarla.