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Las dudas del Barça 2.0 de Flick: egos, una defensa débil y una ataque menos efectivo

El segundo proyecto al frente del Barça de Hansi Flick está protagonizando un arranque rodeado de dudas. Ante el Mallorca, los azulgrana lograron una plácida victoria por 0-3 gracias en gran parte a un 0-2 muy protestado por los locales y el hecho de que el rival acabó el duelo con dos jugadores expulsados. Frente al Levante, mientras, tras una primera parte decepcionante, acabaron remontando un 2-0 en contra para imponerse por 2-3 gracias a dos zarpazos de Pedri y Ferran Torres y un tanto sobre la bocina en propia puerta del conjunto granota. En Vallecas, en el que sería tal vez el peor partido con el técnico germano en el banquillo, finalmente, los barcelonistas salvaron los muebles con un 1-1 gracias a la inspiración de un Joan García que está justificando los 25 millones de euros que abonó el club para hacerse con sus servicios.

Flick, cómo no, se mostró muy crítico con sus futbolistas tras el empate ante un Rayo que le sacó en muchos momentos los colores a su equipo. «Lo más importante para mi es que, cuando se cierre el mercado, todos estén comprometidos al 100%. Es importante que no haya egos, porque eso es lo que mata las posibilidades de éxito», aseveró el alemán en Vallecas.

Entonces, la posibilidad de que Fermín dejara el club para marcharse al Chelsea lanzaba negros nubarrones sobre un vestuario en el que el onubense y Gavi no tienen ahora precisamente la mejor de las relaciones. Por mucho que un traspaso pudiera aliviar un poco más la economía azulgrana, el entrenador ya había insistido en que no quería más salidas de piezas que considera importantes.

Una de ellas, la de Íñigo Martínez, es quizás la que explica por qué su equipo es el que ha concedido más disparos a puerta de entre los tres considerados como los grandes de la Liga. La mayoría de ellos, tan peligrosos que solo el buen hacer de su arquero ha logrado evitar que acabaran besando la red.

Sin el central vasco, quizás el que mejor interpretaba la táctica del fuera de juego de Flick, el Barça ha recibido 24 disparos a puerta en los tres primeros partidos del campeonato, lo que implica una media de ocho disparos por partido que, a decir verdad, no está muy lejos de la de 7,3 que arrojó en el total del curso pasado, cuando fue el equipo que menos opciones concedió al rival a lo largo del campeonato.

Más allá del número, lo grave son las sensaciones. Muchos de ellos, prácticamente, parecían irremisiblemente destinados a acabar dentro de la portería. Joan García, no obstante, ha hecho gala de una efectividad altísima, de alrededor de un 41%, con 10 paradas determinantes. Por ponerlo en contexto, el Atlético, en uno de sus peores inicios del torneo a nivel ofensivo, ha concedido 20 disparos a puerta, los mismos que un Villarreal que está encaramado al tercer puesto de la tabla gracias a los ocho goles anotados mientras los colchoneros llevan tres. El Real Madrid, por su parte, únicamente ha concedido 17.

Un ataque menos efectivo

En ataque, por otro lado, las cosas tampoco han ido todo lo bien que desearían. A pesar de que el Barça es ahora mismo el equipo que más ha tirado a puerta, con 62 disparos, uno más que un Real Madrid que ha sabido explotar mejor su solidez en la zaga pese a haber anotado seis tantos por siete de los azulgrana, su tasa de conversión palidece ante la de un Villarreal capaz de marcar ocho tantos con diez disparos menos en su haber.

Los de Flick, la temporada pasada, llevaban a estas alturas seis tantos a favor y, como ahora, también habían encajado tres goles, pero se mostraron más sólidos y regulares tras imponerse al Valencia, en Mestalla, el Athletic, en casa, y, curiosamente el Rayo, en Vallecas, siempre por la mínima.

El gran golpe sobre la mesa llegaría en la cuarta jornada, con un contundente 7-0 frente al Valladolid que fue el inicio de un despegue que los de Flick, seguro, tratarán de volver a encontrar una vez termine el parón por las selecciones midiéndose como locales frente al conjunto che. Ahora mismo, eso sí, con escenario incierto.