La exmilitante del PSOE Leire Díez ha afirmado este lunes ante la comisión del Senado que investiga el ‘caso Koldo’ que “no recibía instrucciones” del ex ‘número tres’ del partido Santos Cerdán, encarcelado desde el pasado junio. Díez, que está siendo investigada en un juzgado de Madrid por delitos de cohecho y tráfico de influencias, ha tratado de desvincularse del partido del que se dio de baja hace dos meses y ha mantenido que no ha hablado “ni una sola palabra” con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
La que fuera alto cargo de Correos y Enusa ha reiterado que sus reuniones con empresarios acusados de corrupción para maniobrar contra altos cargos de la Guardia Civil se deben a un trabajo de investigación sobre el “mal funcionamiento de las instituciones durante un periodo de tiempo” que verá la luz en “varios libros”. “Es un trabajo para el Estado de derecho, no para ningún partido”, ha afirmado.
Díez ha sido preguntada también por los tratos de favor de poderes públicos que ofreció a los acusados a cambio de información sensible, según fragmentos de una grabación publicada en medios de comunicación. “Es evidente que nadie de los que dicen que yo les he ofrecido han cambiado de posición, ni de puesto, ni nada. Es más que evidente a estas alturas que yo no tenía ninguna influencia”, ha añadido.
Díez está siendo investigada en un juzgado de Madrid por los audios en los que supuestamente ofrecía tratos de favor a empresarios con causas judiciales abiertas a cambio de información sensible sobre el teniente coronel de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Antonio Balas, y otras personas. Díez está citada a declarar el próximo 11 de noviembre por delitos de cohecho y tráfico de influencias.
El PP hizo uso de su mayoría absoluta para llamar a la comisión a la exmilitante socialista, a quien sitúa como una de las personas “de máxima confianza” del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y del ex número 3 del PSOE, Santos Cerdán, ahora en prisión provisional en el marco de la investigación del ‘caso Koldo’.
