Kim Jong-un es el líder supremo de Corea del Norte, pero antes también fue el hijo de Kim Jong-il, el segundo dictador de esta dinastía comunista asiática del que, entre muchas otras cosas, la historia oficial del régimen llegó a recoger que nunca había defecado en toda su vida. En relación con la divinidad que se le presume a los Kim, pero siendo también una afirmación que choca con lo que conocemos de su descendiente. Si el padre nunca defecó, del segundo sí puede decirse que nunca se ha visto uno de sus excrementos. En realidad, tan solo los habrían visto un selecto grupo de personas. Con perdón al matiz de exclusividad que acompaña al adjetivo ‘selecto’.
En este sentido, y en el marco de la celebración en Pekín de la cumbre Organización para la Cooperación de Shanghái -el organismo llamado a hacer contrapeso a EEUU y Occidente por parte de China, Rusia, India o Corea del Norte-, en los últimos días se han presenciado escenas que demuestran el celo y el cuidado con el que se elimina cualquier rastro del paso de Kim Jong-un. En la capital china también ha tenido lugar otro acto que ha reunido a Kim, Xi Jinping y Putin: la conmemoración del 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.
La prensa allí congregada ha podido grabar o ver momentos del protocolo que en otras ocasiones es más complicado -o prácticamente imposible- ver. Corresponsales y fotoperiodistas han comprobado de primera mano cómo Kim Jong-un cuenta con un auténtico séquito de funcionarios y guardaespaldas que se encargan de limpiar minuciosamente cualquier objeto que toca el dictador norcoreano. Hasta los reposabrazos y respaldos de los asientos que utiliza.
¿Por qué estas medidas?: todo lo que puede revelar el mínimo rastro biológico
Las anteriores imágenes fueron captadas por el periodista ruso Alexander Yunashev, quien cubre habitualmente información acerca del Kremlin. «Después de la finalización de las negociaciones, el personal que acompañaba al jefe de Corea del Norte eliminó cuidadosamente todas las huellas de la presencia de Kim[ Jong-un]», desgranó el reportero, en una publicación en su cuenta de Telegram. En el vídeo puede apreciarse cómo se retira hasta el vaso que empleó el líder supremo norcoreano.
Si bien puede resultar curioso, al trascender en medio de todas las noticias que genera una cita de este calibre entre líderes de potencias, este estricto protocolo para nada es novedoso y responde a una razón de seguridad obvia: el peligro de que cualquier rastro biológico cayese en manos de la Inteligencia de otro país -ojo, conviene recordar que estas medidas fueron tomadas con países que representan sus máximos aliados, China y Rusia-.
Un trozo de uña, un resto de deposición, una porción de piel seca. Cualquiera podría revelar información sobre el estado de salud del dirigente de unos de los países más herméticos del mundo. Por eso, siempre cuenta con una suerte de equipo de ‘señores lobo’ -personaje de la cinta Pulp Fiction– que van eliminando todo rastro, incluyendo por supuesto sus huellas dactilares, otro de los grandes trofeos que querría llevarse una agencia de espionaje.
Por eso solo emplea bolígrafos facilitados por su personal o la cadena japonesa TBS pudo captar imágenes de su propia hermana, Kim Yo-jong, relegada al dudoso papel diplomático de ser quien le recogía las colillas de los cigarrillos que se fumaba al salir del tren, en Hanói (Vietnam), pero camino a Washington. «La condición física del líder supremo tiene un gran impacto en el régimen norcoreano. Corea del Norte hace un esfuerzo particular por aislar todo lo relacionado con eso, como el cabello y el excremento», ha valorado un funcionario de la Inteligencia surcoreana al diario japonés Nikkei.
Alarde tecnológico norcoreano: Mercedes blindado… con inodoro
Este protocolo se conoce, en gran medida, gracias a testimonios de personas fugadas. Es el caso de Lee Yun-keol, quien en 2005 estaba al cargo del Comando de Guardia de Corea del Norte. Hasta que decidió escapar. Así fue como pudo relatar a The Washington Post que el dictador «en vez de usar un baño público, el líder de Corea del Norte tiene un baño personal que lo sigue mientras viaja». En realidad, se cree que tiene más de uno y que hay invertidos en ellos un importante despliegue tecnológico.
Por ejemplo, y según el antes mencionado periódico nipón, el tren en el que ha viajado a China, el Taeyangho, tiene su propio baño privado en uno de los vagones. Nada extraño en un medio de transporte que cuenta con espacio de sobra, pero la cuestión cambia cuando se trata de un trayecto en carretera. Kim siempre viaja con varios inodoros y uno de ellos está instalado en un automóvil blindado Mercedes clase S, en una especie de cámara de emergencia.
Pero en realidad, si va en una comitiva, uno de los coches suele ser un vehículo en cuyo interior se ha adecuado para ser un cuarto de baño secreto. Cabe recordar que uno de los protocolos más básicos de seguridad en una caravana de este tipo es el garantizar que nunca se sabe -desde fuera- cuál es el coche en el que viaja el mandatario. Lo contó el diario Daily NK ya en 2015, en una serie de apuntes que años después fueron confirmándose.
Y hay más, porque también hay previsto un vehículo especial con baño en caravanas que tengan como destino zonas rurales o de complicada orografía. Sería algo así como una especie de todoterreno que lleva incorporado el inodoro y que puede acoplarse en cualquier momento y situación a la caravana en la que viaje Kim Jong-un.