Era el bigote del fútbol español. El Bigote. «El Bigotón» en Latinoamérica. Primero negro y más tarde, con el paso de los años, blanco. Una seña de identidad fisonómica en un entrenador con la señal invisible en la frente de un trotamundos. Quizás no vocacional. O no del todo, Pero destinado (¿condenado?) a repartir su magisterio en España, América y Asia en una carrera apartada de los grandes focos, pero constante, dilatada y con no pocos éxitos a la postre.
Francisco Xabier Azkargorta Ugarte (Azpeitia, 72 años), que murió este viernes en Bolivia debido a problemas cardiacos, anduvo siempre a la búsqueda y espera del gran club que reconociera las virtudes profesionales que lo adornaban. En cierto modo, nunca gozó de una oportunidad a la altura de lo que prometía cuando, en la temporada 1983-84, se convirtió, dirigiendo con 29 años al Espanyol, en el entrenador más joven de Primera.
Canterano de la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao, una lesión de rodilla lo apartó, a los 20 años, del Bilbao Athletic. Siguió como pudo hasta los 24 en el Lagun Onak hasta que la rodilla no aguantó más y lo llevó al banquillo, como entrenador, del propio Lagun Onak. Su carrera fue en ascenso en el Nàstic y, dicho está, en el Espanyol. Después en el Valladolid, el Sevilla y el Tenerife. Allí se detuvo su periplo en España, a pesar de serle apreciadas sus capacidades. Uno de tantos casos en el fútbol de la ausencia, en un momento determinado, de un guiño favorable de la suerte. Sobre todo para alguien que terminó como número uno de su promoción de entrenadores en 1978.
Desde aquí salió para dirigir a Bolivia, a Chile (con triunfo en la Copa Canadá), al Yokohama Marinos (al que hizo campeón) y al Chivas. De nuevo (2012-2014) llegó a la selección de Bolivia. Y más tarde, afincado ya en el país andino, se hizo cargo del Bolívar, con el que ganó un Apertura y un Clausura, al Oriente Petrolero, al Sport Boys y al Atlético Parmaflor. Y en Bolivia, a la que retornó en 2023, en calidad de asistente técnico, ha fallecido.
Y es que en Bolivia alcanzó la cima de su carrera cuando la clasificó, por primera vez en su historia, para un Mundial. El de 1994, en el que se cruzó con España, que ganó 3-1 con goles de Guardiola y, dos, Caminero. También ejerció durante un par de años como director de la Academia del Real Madrid en América y tuvo un paso fugaz por el Valencia en calidad de director deportivo (y del Beijing Gouan).
Simpático, campechano, Azkargorta era todo un personaje. Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona, más allá del viejo axioma «se juega como se entrena», él acuñó «se juega como se vive». Parafraseando sus palabras, él entrenó como vivió y vivió como entrenó. Y con una sonrisa bajo el bigotazo.
