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Otro Sant Jordi histórico: «Se ha duplicado desde la pandemia»

Cada 23 de abril supera al anterior. Cada año marca un nuevo récord con más firmas, más libros, más ventas, calles más abarrotadas. «El Sant Jordi de ahora no tiene nada que ver con el de hace cinco años, antes de la pandemia. Desde 2019 se ha duplicado el número de paradas en las calles de Barcelona», señala Patrici Tixis, presidente de la Cámara del Libro catalana, que aglutina a todo el sector. Si en 2019 había 206 paradas profesionales, este 2025 serán 448 (13 más que el año anterior), la mitad contarán con firmas de autores y estarán repartidas por las siete islas literarias de la ciudad, espacios cerrados al tráfico para controlar la masificación de la diada.

Porque Sant Jordi mueve a más de un millón de personas en Barcelona, ciudad de 1,6 millones de habitantes. Ese es el reverso del éxito: la hipermasificación en horas punta, que el Ayuntamiento y la Cámara del Libro tratan de paliar extendiendo las islas literarias a los barrios para descongestionar el centro. Y más este año con La Rambla en obras, con partes del tramo superior -el que da a plaza Cataluña- valladas y ocupadas por pesada maquinaria. Con su 1,1 kilómetros, paseo de Gràcia volverá a ser el epicentro de Sant Jordi, aunque se extienda hasta la montaña por Gran de Gràcia -la arteria que conecta con el barrio con más librerías por habitante- y hasta el mar bajando la Rambla.

Las cifras también crecen de forma abrumadora: en 2024 se vendieron 1,98 millones de libros con una facturación de 25,4 millones acumulada durante toda la semana, lo que representa un 6% más respecto a 2023. ¿Cuál es el techo? ¿Hay límite para el crecimiento exponencial de la Diada? «Aún hay margen para el crecimiento», admite Tixis con cierta cautela. Aunque las críticas a la mercantilización del Día del Libro se repiten año tras año, Sant Jordi es la verdadera diada que une Cataluña, aunque no sea festivo como el 11 de septiembre. Desde el pueblo más pequeño hasta la capital, los casi mil municipios catalanes se llenan de rosas y libros.

«Junto con el pan con tomate, es el mejor invento catalán», suele decir Javier Cercas, uno de los más queridos escritores barceloneses y gran defensor de Sant Jordi. «No conozco mejor fiesta del libro que la fiesta de Sant Jordi: quien no haya estado en Barcelona ese día no puede imaginar lo que es una ciudad entera en pie de guerra celebrando la existencia de libros y lectores», defendía en las páginas de La Lectura. Este Sant Jordi, Cercas firmará ejemplares de su nueva novela, El loco de Dios en el fin del mundo (Random House), que a día de hoy lidera el ranking de libros más vendidos.

Pero ahí está María Dueñas que puede hacerle sombra, como en 2021. En el primer Sant Jordi pospademia y con mascarillas, Sira (Planeta), la esperada segunda parte de El tiempo entre costuras, fue el gran fenómeno. En todas las calles se veía a alguien con un Sirabajo el brazo. Cuatro años después, la escritora más vendida de las letras españolas regresa con Por si un día volvemos (Planeta). «Cada año que publico una novedad, Sant Jordi es una locura… Pero es un día que me encanta, el reencuentro con los lectores es muy especial», contaba Dueñas en la presentación de su último libro.

Entre los best sellers nacionales hay que sumar a Javier Sierra con El plan maestro(Planeta) y a Ildefonso Falcones con En el amor y en la guerra (Grijalbo), tercera parte de la saga de La catedral del mar. Mientras, el best seller internacional tiene nombre propio: Joël Dicker. Si el año pasado su novela Un animal salvaje (Alfaguara) fue uno de los hits de Sant Jordi, ahora vuelve con La muy catastrófica visita al zoo, una aventura para todas las edades que también domina las listas de los libros más vendidos en catalán y castellano.

«El ranking de los más vendidos solo representa un 5%«, matiza Èric del Arco, presidente del Gremio de Libreros de Cataluña, que regenta la emblemática Documenta. «Sant Jordi es muy transversal: el año pasado se vendieron 70.250 títulos diferentes [en 2023 fueron 60.000]», resalta. No hay una regla o tendencia: Sant Jordi es un cóctel en el que todo vale, incluida la recuperación de clásicos.

Pero sí se da una excepción: es el único momento del año en que la literatura catalana vende más que la española. En 2024, los libros en catalán supusieron el 52% de las ventas. «Es el momento clave de la literatura catalana, que durante el resto del año representa un tercio de las ventas. Pero Sant Jordi puede suponer el 20% de la facturación anual para las editoriales en catalán», resalta Tixis. Y si hay un escritor que ya se perfila como el best seller catalán ese es, de nuevo, Xavier Bosch. Su Diagonal Manhattan (Columna en catalán y Destino en castellano) lidera la lista de los más vendidos desde su publicación en marzo.

Glamour exquisito

El desembarco de autores internacionales en Barcelona tiene un exquisito acento francés, con dos de los escritores más potentes de las letras galas,Pierre Lemaitre y Amélie Nothomb, que se estrenan en Sant Jordi. Ambos cuentan con una legión de fieles fans: él con su saga de adictivas novelas históricas (la última, Un futuro prometedor, en Salamandra) y ella con sus deliciosos y excéntricos libros (viene con doble novedad:El libro de las hermanas y Japón eterno, ambos en Anagrama).

También exquisito promete ser el pregón de la víspera de Sant Jordi, a cargo de la mexicana Cristina Rivera Garza, ganadora del Pulitzer en 2024 y que ahora presenta la colección de relatos Terrestre (Random House).

En cuanto a delicatessen patria, siempre tendremos al adorado e ilustre barcelonés Enrique Vila-Matas, que acaba de publicar Canon de cámara oscura (Seix Barral). Literatura en mayúsculas para «el mejor Sant Jordi de la historia». Una etiqueta que se repite año tras año.