Su equipo lo niega, pero una buena historia es más divertida que la verdad. En el US Open corre el rumor de que el rapado de Carlos Alcaraz fue una acción de marketing de Nike. De accidente, nada de nada. Su hermano Álvaro no falló con la afeitadora. La multinacional quería promocionar la reedición de su colección futbolera Total 90 -la del Mundial de Corea 2002, la Brasil de Ronaldo Nazario y el anuncio aquel de la jaula- y escogió a Alcaraz. En el primer día del US Open la foto fue esa: el español con su pelo al raso y su camiseta Total 90. Según Google Trends, las búsquedas de la colección se dispararon. Fue sin querer, defienden los suyos, pero podría haber sido una magnífica activación publicitaria.
Porque el tirón de Alcaraz en todo el mundo ya es innegable: Nueva York está empapelado con fotos suyas y el público llena todos sus partidos. Y porque para Nike el español ya es una de sus mayores estrellas de todos los deportes. Desde el año pasado, la marca estadounidense le prepara equipaciones propias en todos los Grand Slam, le incluye en todos sus anuncios y, por supuesto, le paga como merece.
Juntos desde 2019 -antes vistió Lotto-, la primavera pasada Alcaraz y Nike renovaron su acuerdo para la próxima década por una cifra que supera los 15 millones de euros por temporada. Quitando la alianza entre Roger Federer y Uniqlo, el mayor contrato de la historia del tenis. El español cobra ahora entre tres y cuatro millones más que Sinner y por eso el año pasado le rebasó en ingresos.
Según la revista Forbes, Alcaraz obtuvo 41,3 millones de euros, más que el italiano pese a que éste ganó más títulos y se embolsó el exagerado premio de 5,4 millones de euros del Six Kings Slam de Arabia Saudí. En ese sorpasso económico hay muchos factores, pero se pueden resumir en dos: la sonrisa de Alcaraz, por un lado, y hablamos de algo innato, y el trabajo de su equipo por el otro, y aquí hablamos de una cuestión profesional.
Carisma
«Carlos es todo carisma. Es especial. La vida del tenista es una vida dura, pero él disfruta y eso se transmite al público. Estaremos con él hasta 2030 y esperamos que incluso más allá», explica a EL MUNDO Eric Babolat, CEO de Babolat, uno de los patrocinadores del español, que valora aquello más visible, su carisma, la atracción que desprende. Aunque, en honor a la verdad, detrás de esto hay más cosas.
Con la dirección de su agente, Albert Molina, su equipo ha diseñado a su alrededor un plan que, de momento, está funcionando. Un ejemplo es el contrato con Nike: mientras Alcaraz esperaba su momento, Sinner firmó su primer multianual cuando llegó al Top 10 del ranking mundial en 2022. Hoy su valor sería otro. Además Sinner ha apostado por aprovechar su tirón en Italia y rodearse de empresas del país como Gucci, Alfa Romeo, Lavazza, Parmigiano Reggiano, De Cecco, Fastweb o Technogym, mientras Alcaraz ha ido por otro camino.
«Se está rodeando de marcas internacionales y premium. No sé si de forma proactiva o reactiva, pero está claro que tiene una estrategia distinta a Sinner. Quizá en eso influya la influencia de Nadal, que ya era la imagen de empresas españolas del tamaño del Santander, Movistar o Mapfre», valora Carlos Cantó, que durante años trabajó en IMG -la multinacional de Molina que representa a Alcaraz- y que ahora es CEO de la empresa SPSG Consulting. En la cartera de sponsors del tenista español están Louis Vuitton, BMW, Calvin Klein, Evian, Danone y especialmente Rolex, que demuestra otro motivo de su éxito.
En el Barómetro de Patrocinio Deportivo que cada año realiza la propia SPSG se puede ver que el público español relaciona a Alcaraz con Nike en primer lugar, por supuesto, pero en segundo ya con Rolex. Y ahí hay otro sistema. Mientras Nadal nunca pudo firmar con la relojera suiza porque estaba centradísima en Federer, Alcaraz apenas tiene competencia para ser la imagen de la conocidísima, y prestigiosísima, compañía relojera.
Como pasa en la pista, sólo Sinner puede aproximarse a su atractivo para las marcas. Ellos dos copan las finales grandes y, además, quienes están por detrás espantan a los anunciantes por sus polémicas deportivas y extradeportivas como ocurre con Alexander Zverev o Daniil Medvedev. «Carlos es lo más emocionante que está pasando en el tenis ahora mismo», reconocía esta misma semana Ben Shelton, y esa emoción se nota en los bolsillos del español, que afronta la última semana del US Open subido a la ola de su propio éxito, al que no son ajenas las marcas de todo el mundo.