El anuncio de que Hilary Duff volverá a la música diez años después ha ido corriendo en la última semana de red social en red social a máxima velocidad. La chica Disney que le enseñó a una generación de adolescentes, a través de Lizzie McGuire, que la torpeza social era algo que todos compartían ha vuelto a agitar precisamente a ese mismo núcleo de ya-no-tan-adolescentes con el enigmático mensaje de su vuelta. Sin detalle alguno. ¿Prepara un nuevo disco? ¿Una nueva gira? ¿Un homenaje a lo que fue su carrera?
No existe aún respuesta exacta a todas esas preguntas. La propia artista se despachó con un escueto «nueva música… o algo» en una publicación de Instagram con la que confirmaba su retorno. Pero es que ese misterio es parte esencial de una estrategia para reconstruir su imagen de estrella del pop tras una década de silencio musical y ostracismo actoral. El último disco de la texana, Breath in. Breath out, fue un fracaso en 2015, pero Metamorphosis en 2003, en pleno éxito de la serie Lizzie McGuire, la convirtió en un icono teen de los primeros 2000.
El clima actual, con un regreso a la estética de aquellos años y con una oleada de nostalgia cultural hacia el principio de siglo, es el escenario perfecto. Además el terreno pop está dominado ahora por una corriente femenina que creció con personajes como el de Hilary Duff como referente. Miley Cyrus le reconoció en un cara a cara que ella había aceptado ser Hannah Montana únicamente para copiarla. Selena Gomez también la ha citado como un referente de su infancia. Buena parte de los fans de ambas comparten ese mismo sentimiento, quieren volver a escuchar su música, saber dónde ha estado esta década y la industria está dispuesta a dárselo todo.
Casi en paralelo a que Hilary Duff publicara el post del regreso en su cuenta de Instagram, Atlantic Records hacía lo mismo anunciando que se incorporaría a su nómina de artistas. «No podríamos estar más emocionados por este viaje y por esta nueva música… o algo», apuntaba la discográfica, en cuyo catálogo están ahora mismo algunos de los artistas de renombre en el panorama internacional del pop. Las carreras de Ed Sheeran, Charli XCX, Bruno Mars o Cardi B son dirigidas por Atlantic. También la de Alex Warren, sensación de este último verano con su hit Ordinary. En su histórico figuran cantantes y bandas como Aretha Franklin, Led Zeppelin o Ray Charles. Uno de los sellos discográficos de renombre en la historia moderna de la música en los Estados Unidos.
Pero la reconstrucción de Hilary Duff como estrella del pop no se va a quedar únicamente en una cuestión musical. El regreso de la texana vendrá acompañado por un documental en el que, según el comunicado público, abordará «los altibajos» que ha vivido en los últimos años de su vida. Ahí se va a escrutar su faceta como madre de cuatro hijos, la grabación de su nueva música y también la preparación a la que la artista se está sometiendo para volver a subirse a los escenarios una década después de sus últimos conciertos. La filmación de sus vidas prividas es otra de las tendencias que se ha disparado en los últimos años entre las celebrities, desde la música hasta el deporte pasando por el cine o el mundo del corazón.
Y, en el caso de Hilary Duff, aún hay un elemento de mayor calado. La dirección y la producción de su documental correrá a cargo de Sam Wrench. El cineasta fue quien convirtió en producto audiovisual la última gira de Taylor Swift, The Eras Tour. También estuvo al frente del especial de Navidad que Sabrina Carpenter hizo para Netflix. Y la filmación del concierto de Billie Eilish en el O2 de Londres, uno de los shows más potentes de su gira Happier Than Ever, también salió de la mente del británico. Es decir que probablemente las tres mayores estrellas femeninas del momento -con permiso de Beyoncé- recurrieron a Wrench para dar el salto a la gran pantalla.
Hilary Duff quiere reengancharse a esa ola tras una década en la que ha pasado desapercibida.
