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Rob Riemen: «El nacionalismo, el fascismo o el islamismo se convirtieron en nuevas religiones políticas que prometían el cielo pero trajeron el infierno»

Con sus gafas minimalistas, vestido de negro y una elegante americana blanca, Rob Riemen (Países Bajos, 1962) tiene un aire a Michel Foucault, uno de los grandes filósofos del siglo XX. Riemen lo es del XXI. Habla de Sócrates, Thomas Mann, Albert Camus o Friedrich Nietzsche como si estuvieran vivos, explica anécdotas suyas como si las hubiera presenciado o ellos mismos se las hubieran contado (y lo han hecho: en sus libros). Desde que publicara su ópera prima en 1995, Nobleza de espíritu, Riemen trata de recuperar la sabiduría clásica, la espiritualidad inherente al ser humano bajo la máxima de Cicerón de a filosofía es el cultivo del alma (en latín suena mejor –Cultura animi philosophia est– sobre todo porque se introduce la etimología de la palabra cultura como cultivar, cuidar).

Fundador del Nexus Institute en Tilburgo, la ciudad donde estudió Teología y Filosofía durante diez años, Riemen se erige como uno de los últimos intelectuales europeos clásicos, en un sentido platónico. Su último ensayo La palabra que vence a la muerte (Taurus y Arcàdia en catalán) empieza con un prólogo al estilo homérico, con las Musas griegas confrontadas a un esperpéntico teatro del absurdo con un vanidoso Trump, un Putin con tacones para parecer más alto (mide 1’70, solo cinco centímetros más que Angela Merkel), un Jeff Bezos como tío Gilito o un Elon Musk vestido de Superman con una X en el pecho…

En una época de identidades fragmentadas usted reivindica el humanismo. Sin embago, las humanidades están desapareciendo de las escuelas, incluso de las universidades.
Sí. Y también se están suicidando. Vivimos en una era en que la ciencia, la tecnología y la economía lo dominan todo. Se han convertido en la Santísima Trinidad. Las humanidades son, cito textualmente, la educación indispensable que necesitas para atravesar la vida, lo que permite que todos puedan cuestionarse a sí mismos. Me refiero a las grandes preguntas: ¿quién soy?, ¿adónde voy, cuál es el destino de mi vida? Wittgenstein ya dice en su Tractatus que cuando todos los problemas científicos han sido resueltos, los problemas de la vida ni siquiera se han tocado. La ciencia no lo hará. ¿La tecnología? No, por supuesto que no. ¿La inteligencia artificial? Olvídalo. ¡Necesitas la filosofía, las artes, la poesía, la música! Todo lo que se relaciona con tu ser interior. Y cuando todo eso está desapareciendo, no te sorprendas por tener una generación Z o Y, o como sea, que se siente insegura, vacía, con jóvenes deprimidos, tendencias suicidas, etcétera. Estúpidamente decidimos que las humanidades ya no son importantes.
En su libro denuncia el concepto de falsa Grandeza. Y lo hace a través del fantasma de Simone Weil y una cita inquietante: «Nuestra noción de grandeza es exactamente la que inspiró a Hitler durante toda su vida. ¡No lo olvidéis!». ¿Estamos condenados a repetir la Historia?
Es la famosa idea de George Santayana, el filósofo hispano-estadounidense: «Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo». Tiene mucha razón. Por eso quería escribir un libro dictado por Clío, la musa de la Historia. Como un simple recordatorio. Realmente no necesitas una alta educación o un título universitario para lidiar con el significado de la vida. Nietzsche lo entendió perfectamente y lo llamó nihilismo. Significa que ya no hay respuesta a todas tus preguntas de ¿por qué? y la vida se vuelve un sin sentido. Si sientes que tu vida está completamente vacía tienes dos opciones: o te suicidas o empiezas a buscar sustitutos como drogas, entretenimiento, lo kitsch, la falsa grandeza… Una de esas drogas es el nacionalismo.
Nietzsche proclamó que Dios ha muerto. ¿Lo hemos sustituido por «nuevas religiones políticas», como las llama usted? Cita ideologías como el nacionalismo, el bolchevismo, el fascismo, el maoísmo, el islamismo…
Sí, se convirtieron en nuevas religiones que prometían el cielo pero trajeron el infierno sobre la Tierra. El siglo XX lo demostró. El filósofo holandés Spinoza ya explicó que como sociedad debemos aspirar a la democracia, pero viene con condiciones. La condición clave es que las personas deben ser educadas: no en elsentido de que sepan muchas cosas, sino que sean capaces de pensar por sí mismas, de presentar argumentos y luego intentar encontrar el bien común. Sin esa condición la democracia desaparecerá.
El hombre es un ser dual, racional y espiritual. ¿Hemos amputado nuestra parte metafísica?
Esa palabra se ha vuelto un tabú. En demasiados lugares ni siquiera puedo hablar de cuestiones metafísicas. Johan Huizinga, un historiador holandés que analizó la decadencia de la Edad Media, dijo que una cultura debe tener una dimensión metafísica o no es una cultura. Somos humanos, tenemos una dimensión metafísica. Pero intenta explicárselo a Elon Musk o a todos los ingenieros volcados en la IA…
La Ilíada, Guerra y Paz, Cien años de soledad, Los hermanos Karamazov, La montaña mágica… Leer una de esas obras maestas se ha vuelto «imposible para muchos», dice en su libro. ¿Vivimos un cierto analfabetismo literario en Occidente?
Sí. Pero ha sido una elección el no educar más a las personas para que lean. Porque pensamos, de nuevo, en la falsa grandeza que nos aportará la ciencia, la tecnología, las computadoras… Todo tiene que ser útil. El utilitarismo es el paradigma que impone la clase política, la clase empresarial y las élites del poder. La utilidad se puede cuantificar con números y cuanto mayor sea el número, mejor, ¿verdad? Todo son números. El fenómeno de los influencers es el más ridículo. Espero que dentro de 100 años los historiadores cuenten cuán estúpidas fueron esas personas. Creer que un influencer que habla de maquillaje, vestidos o videojuegos tiene algo que decir es hilarante. Pero encajan en el paradigma de la utilidad. El crimen de nuestro siglo es el sistema educativo basado en el utilitarismo. La generación más joven es víctima de la idea de que la educación solo sirve para proporcionarte un trabajo y algo de dinero, como si no hubiera nada más. La verdad del asunto es, y es una verdad muy antigua, que necesitas el mundo de las musas para ser feliz. Tienes que leer novelas y poesía para cultivar tu propia imaginación, porque sin imaginación, vives en tu propia prisión. La filosofía y las musas son los mayores regalos. Si no cultivas tu alma y tu razonamiento te conviertes en un robot o un esclavo.
Eso conecta con el mito de la caverna de Platón. Lo perverso es que ahora nosotros hemos construido una caverna digital. Como con el Gran Hermano de George Orwell: somos nosotros quiene lo alimentamos en Facebook, Instagram, Amazon, etc… ¿La prisión es ahora digital?
De nuevo, es una elección. Todavía hay librerías. ¡Ve a La Central y olvídate de Amazon! Todavía no estamos en China. Todavía no estamos en un estado totalitario y podemos decidir. La esencia de una civilización es la capacidad de decir no. Decimos no al uso de armas atómicas, a las violaciones, a los abusos de niños o lo que sea… Puedes decir no a TikTok, no a Amazon, no a los influencers y al Gran Hermano que Orwell predijo. En este libro dedico un largo capítulo a la estupidez y las mentiras… ¡Coge El Principito! Es el libro infantil más hermoso y simple de todos, pero con más sabiduría que miles de chorradas académicas. Antoine de Saint-Exupéry quería que cada niño se reconociera a sí mismo, que aprendiera a dar belleza a su propia vida, a ser justo, a ser un ser humano verdadero. Sino no somos más que un montón de robots enfocados en nuestra falsa grandeza. Es lo que pasa con Trump, Elon Musk y toda esa gente… ¡No son nadie! ¡Al diablo con ellos! Tienen la capacidad de destruir y lo están haciendo. ¿Pero cuando esto termine? Cero. No serán nada. Entonces, ¿por qué mantener a esas personas como ideal, como si fueran los dioses de nuestro tiempo? Ya no estamos ante la América de Franklin Roosevelt y no volverá en mucho tiempo. Así que, es el momento de que Europa se ponga en orden.
¿Y el auge de la extrema derecha en prácticamente todos los parlamentos europeos?
En 2010, escribí mi ensayo sobre el eterno retorno del fascismo. Todos se rieron de mí. Pero desafortunadamente el tiempo demostró que mis críticos estaban equivocados. Fui el primero en decir que Geert Wilders es el fascista contemporáneo clásico. Controló el gobierno durante dos años y fue un completo desastre. En los años 20 y 30 había esa idea en Alemania, también en Francia, de que todo era culpa de los judíos. Que si nos deshacíamos de los judíos todos los problemas se resolverían. Ahora ocurre algo exactamente similar con los inmigrantes. Los fundamentos de las políticas fascistas son mentiras, odio, chivos expiatorios… 80 años después de la Segunda Guerra Mundial esta mentalidad fascista está de vuelta casi en todas partes.
Y la democracia está cada vez más cuestionada…
Porque se ha perdido el verdadero origen de la palabra democracia. Una democracia de masas ya no está basada en valores espirituales y morales, sino en la codicia y el miedo, que es nuestro sistema económico. Sin valores morales y espirituales se crea un espacio en el que la mentalidad se vuelve antidemocrática, fascista. Así salen adelante los demagogos y las máquinas de propaganda. Como en la leyenda del Flautista de Hamelín, la gente está feliz de sacrificar su propia libertad por obediencia al verdadero líder…
En su libro, Clío advierte: «El día que las musas seamos silenciadas el que gobernará será Ares, dios de la guerra». ¿No está sucediendo ya?
Ucrania, Gaza… Y hay más por venir en Sudán o… En América ya se está fraguando una guerra civil con todas las deportaciones… [suspira] En mis libros intento transmitir las cosas que me fueron enseñadas. Me parece interesante que todos mis libros estén traducidos y publicados en España y tantos otros países, pero no en Estados Unidos. Los editores americanos ya se han rendido. También está el hecho oficial de que el 45% de los estadounidenses nunca tocan un libro. Y eso eventualmente tendrá consecuencias políticas. En Europa estamos en una mejor posición. Pero somos completamente dependientes de los estadounidenses. Ni siquiera podemos defendernos a nosotros mismos ni a Ucrania.
La Bienal de Pontevedra, la más antigua de España, ha vuelto a celebrarse este verano. Aunque examina las guerras del siglo XX y XXI el leitmotiv está basado en unos de sus libros: ‘Volver a ser humanos’.
¡Sí! Es algo que me emocionó mucho… De hecho, el 25 de septiembre voy a Pontevedra a dar una conferencia. Tenemos obligaciones morales. Y la primera es no abandonar la esperanza, ¿verdad?