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Se infiltran en la base militar antigua más grande del mundo, abandonada pero aún protegida, y lo que descubren les deja sin palabras

Una expedición clandestina ha logrado infiltrarse en la antigua y vasta base militar soviética conocida como Plokštinė missile base, situada cerca del lago Ploteliai, en Lituania, y publicó sus descubrimientos en el medio lituano TV3. Aunque la instalación había sido declarada museo y parcialmente abierta al público, partes de ella siguen aún protegidas y fuera de los circuitos oficiales.

La base, construida en 1960 y operada por el 79th Guards Missile Regiment del Ejército Soviético, alojaba cuatro silos con misiles R-12 Dvina (designación OTAN: SS-4 Sandal). Se complementaba con un complejo subterráneo de túneles de hasta 30 metros de profundidad y domos de concreto que podían abrirse en minutos. Su valor estratégico residía en la capacidad de alcanzar objetivos en Europa Occidental.

Durante su recorrido, los exploradores descubrieron túneles inundados, estaciones de control abandonadas y cámaras selladas que nunca fueron abiertas desde el fin de la Guerra Fría. También hallaron paneles de control con inscripciones cirílicas, documentación parcialmente intacta y restos de mobiliario militar original.

Entre los hallazgos más llamativos se encuentran una consola de lanzamiento con su sistema de bloqueo en verde (indicando mantenimiento) y un conjunto de relojes soviéticos detenidos en la hora de la desactivación del complejo, lo que sugiere un cierre abrupto. Además, se descubrieron dibujos infantiles grabados en unas literas y un garaje subterráneo que aún contenía neumáticos y herramientas abandonadas.

Sin embargo, la exploración no estuvo exenta de riesgos. Los equipos tuvieron que esquivar muros en mal estado, suelos colapsados y estructuras parcialmente inundadas, así como una instalación de alta tensión aún activa en algunas zonas del recinto.

El reportaje de TV3 subraya que el acceso directo al visitante está limitado: “Al principio era posible visitar guiados, pero ahora partes enteras del recinto están restringidas por seguridad”, indican. Las autoridades locales confirman que el sitio forma parte del patrimonio soviético, pero debido a su deterioro se encuentra bajo vigilancia y control militar parcial.

Como consecuencia de esta exploración, el interés internacional por la base ha vuelto a crecer. Hoy día, la Plokštinė se presenta como museo (el Cold War Museum) donde se expone uno de los silos originales. No obstante, la mayor parte del complejo permanece sellado, vigilado y prohibido al acceso libre, reforzado con cámaras, vallas y patrullas.

Esta incursión ofrece una instantánea inédita de un vestigio bélico de la Guerra Fría, que funcionó como una ciudadela estratégica militar sumergida bajo un bosque lituano. Los ecos del pasado nuclear siguen latentes en los túneles y galerías de Plokštinė, hoy llenos de grafitis, equipo oxidado y recuerdos congelados del siglo XX.