Español

Willy Hernangómez: «No tenemos tanto talento como hace 10 años, pero sí las mismas ganas»

A Willy Hernangómez (Madrid, 1994) no le van a cambiar. No va a perder su sonrisa de «tipo positivo» aunque las cosas, ni siquiera en su vuelta a Europa con el Barça, hayan sido como prometían. Tampoco su profundo amor por el baloncesto y por la selección (donde en la espalda luce el Geuer materno) ahora que le toca ser capitán, «liderar con el ejemplo» a sus 31 años, el jugador más veterano de una España que nada tiene que ver con aquella en la que él aterrizó para la preparación del Mundial 2014, rodeado de «los mejores», y que afronta el Eurobasket lejos de las favoritas.

¿Le puedo empezar a llamar ya veterano?
Aún no, aún no.
¿Cómo te imaginas al Willy veterano?
Como Rudy y Felipón. Pero hasta dentro de seis o siete años no me imagino. Sí que soy el veterano de la selección y me lo tomo como una responsabilidad. Son ya 14 años de profesional, pero es que tengo tanta ilusión. Más que nunca.
Una década de su debut, con aquel título en Lille. Después, cinco medallas en nueve torneos, incluida la de oro en el Mundial 2019.
La verdad es que el tiempo pasa súper rápido, volando. Empecé a entrenar con la selección en 2014, pero no pude ir al Mundial. Oficialmente el primer torneo fue aquel Eurobasket que ganamos. Inolvidable. Después han sido muchos torneos, muchas experiencias. Pero, sobre todo, me quedo con la suerte de haber compartido vestuario con los mejores jugadores de la historia de La Familia. De poder aprender de ellos, de disfrutar, de pasármelo tan bien. Estoy muy agradecido de la forma en que me trataron desde el día que llegué. Ahora, me toca a mí enseñar como capitán y transmitir a todo eso al equipo. Es una responsabilidad.
Hereda el brazalete de leyendas como Navarro, Felipe Reyes o Rudy. ¿Qué no se olvida de ellos?
Momentos de partido, situaciones concretas. Un toque de atención, animar al equipo, levantarlo, apoyarlo… Y también en liderar con el ejemplo. Ser el primero entrenando, ser el primero que se tira al suelo a por un balón… Son cosas que me han inculcado, que vienen en el ADN de La Familia. Y que me toca demostrar. Es un reto, pero a la vez un privilegio. Estoy súper contento ser capitán junto a mi hermano. Quiero hacerlo bien.

Nunca rindió tan bien como con la selección.
Suena como un topicazo, La Familia, La Familia… Pero es que para mí la selección es realmente mi familia de baloncesto. Y además está mi hermano, así que nunca mejor dicho. Muchas veces en los clubes cada uno tiene un rol diferente, a veces no salen bien las cosas, las temporadas son muy largas… Con la selección siempre son torneos cortos y divertidos, en Mundiales y Juegos estás compitiendo contra los mejores del mundo. Es algo especial. Poder representar a tu país y desde tan joven que lo vengo haciendo cada verano, a mí es lo que más me gusta. Cada verano es una ilusión nueva. No por llevar una década lo afronto con diferente mentalidad. Para mí siempre es lo mejor.
Tampoco hubo ningún entrenador en su carrera como Scariolo.
No sé cómo describirte lo que es Sergio para mí. Es mucho más que un entrenador, mucho más que un amigo. Mucho más que un maestro. Es un referente en mi carrera, cómo me ha ayudado a crecer como persona, como jugador. Cómo sabe exigirme, cómo sabe apretarme, cómo sabe dejarme también a veces… Es una relación súper especial, que sólo entendemos él y yo. Es el entrenador que más veces me ha entrenado. Me ha visto debutar con la selección, me ve ser capitán… He ganado muchos torneos con él. Es algo especial. Siempre estaré agradecido. Es su último torneo con la selección y quiero intentar hacerlo lo mejor posible. Y no se sabe qué pasará en el futuro, si nos encontraremos otra vez.
¿El aficionado ya se ha mentalizado de que esto ha cambiado, de que España no es favorita en cada torneo?
Hemos tenido mucha suerte de vivir la Generación de Oro, de haberlo ganado todo. Nos han malacostumbrado. Campeonato tras campeonato estando en los podios, las medallas… Tenemos que agradecer lo disfrutado. Nosotros no tenemos tanto talento como hace 10 años, pero el nivel es alto. Y lo que no ha cambiado son las ganas, el dejarnos la piel. Vamos a intentar llegar lo más alto posible. A veces saldrán bien las cosas, como hace tres años cuando ganamos el oro en el Eurobasket. A lo mejor no tenemos tanta suerte, como en los últimos Juegos, donde un triple empate nos dejó fuera. Pero vamos a intentar que la gente disfrute.
Ahora nadie apuesta por vosotros. ¿Qué podemos esperar de España en este Eurobasket?
Los rankings nunca nos han importado. Sabemos lo que somos. No los que tenemos más talento, ni los más altos o los más fuertes. Pero somos los que mejor competimos, seguro. Tenemos un buen grupo, muy chulo. Y a nuestra estela, la selección B ha demostrado que es brutal. Vamos a echar mucho de menos a Lorenzo [Brown], claro. Yo especialmente. Pero no conocía tanto a Sergio de Larrea y estoy haciendo muy buenas migas, me encanta el talento que tiene, la manera en la que juega. Ahora va a ser mi mejor amigo.

¿Qué balance hace de sus dos años en el Barça tras regresar de la NBA?
He aprendido que la transición de volver de la NBA, por mucho que hayas jugado baloncesto FIBA con la selección, es muy difícil. A algunos le cuesta menos y a otros nos cuesta mucho más. Estos dos años para mí han sido una transición total, de aprendizaje, de encontrar mi sitio, de colocar mi cabeza. A nivel personal, creo que he acabado la temporada jugando bien. Los playoffs de Euroliga, la Liga… Sintiéndome muy cómodo. Eso me ha hecho motivarme para reencontrarme e intentar llegar a mi mejor versión. El Barça hizo una apuesta muy importante por mí. Estoy agradecido, porque quería volver a casa y sentirme importante. Estos dos años lo he sentido, aunque luego los resultados colectivos no hayan acompañado. En lo que viene voy a darlo todo, lo posible y lo imposible.
Nunca pierde el buen humor. ¿No le afecta la crítica?
Claro que me afecta. Somos humanos. Intento aislarme. Toda mi carrera ha estado llena de amor y apoyo de mucha gente, pero también hubo muchas críticas. Recuerdo cuando estaba en la NBA y no jugaba… Yo siempre he tratado de representar a España en la NBA, ser feliz, hacer mi camino, escribir mi historia. Siempre soy un tipo positivo. Intento hacerlo lo mejor que puedo. A veces sale mejor y otras peor. ¿Los momentos difíciles? Agachar la cabeza y trabajar más que nunca. Soy muy paciente, eso me define. Muchas veces los resultados no llegan tan pronto como nos gustarían. Intento hacer caso a mi familia, que son los que saben.
¿De la NBA se echa algo de menos?
Ha sido una etapa tan única y especial de mi vida, me hizo tan feliz… He jugado en equipos y ciudades que me encantaban. He conocido a Phil Jackson y Michael Jordan. He jugado con compañeros súper especiales, jugadores que sólo pensé que podría jugar en la Play. ¿Echar de menos? Aquí se compite mucho más. Cada partido de Euroliga y ACB es una final. En la NBA son tantos partidos, que en muchos no se compite. A mí me encanta este baloncesto FIBA, la manera cómo se mueve la pelota, cómo todos disfrutan.
¿Cómo explica el impacto de Juancho en el Panathinaikos de Ataman?
Es lo que acabamos de comentar. Juancho sale de la NBA sin acabar la temporada, no tiene equipo, ficha por Panathinaikos y tiene un principio lleno de lesiones y problemas de salud. Y acaba jugando muy bien y ganando la Euroliga. Él había seguido trabajando, no cambió cuando le iba mal o bien. Somos una familia de trabajadores. Y de repente, este año ha jugado posiblemente el mejor año de su carrera. Increíble. Es que se lo ha ganado. Trabaja de esa manera. Así nos han educado.
Le queda un año de contrato en el Barça y hay muchos rumores.
Confío tanto en mi trabajo… Me ha costado dos años adaptarme, conectar mi cabeza, trabajar en la salud mental. Pero ahora estoy feliz de cómo me encuentro, con mi motivación. Estoy trabajando mejor que nunca. Y espero que sea un buen año. Estoy contento en Barcelona viviendo, estoy feliz. Pero también quiero jugar y ganar títulos. Me ganaré el puesto desde la pretemporada, quiero demostrarle al equipo que realmente la apuesta que hicieron mereció la pena. Y no me lo tomo como presión, sino como un reto para disfrutar y competir de cada entrenamiento, de cada partido. Veremos qué pasa después.