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Marc Márquez consigue su séptimo título de MotoGP seis años después del anterior

Este fin de semana no se trataba de ganar. Algo que, de hecho, no ha dejado de hacer una y otra vez con el rojo oficial de Ducati. Se trataba de algo mucho más importante: asegurar un nuevo título de campeón del mundo, 2.184 días después del último. Y Marc Márquez lo hizo, sin renunciar tampoco a subirse de nuevo al podio. Esta vez, en el segundo escalón, con un Pecco Bagnaia intratable, pese al suspense provocado por la preocupante humareda blanca que iba soltando su moto, encaramado en el primero y Joan Mir subido al tercero. Su hermano Álex, el primero de muchos en felicitarlo sobre la pista, fue sexto, con lo que Marc aumentó las distancias hasta 201 puntos en la tabla (541 puntos frente a 340) y, ya con solo un máximo de 185 puntos más en juego, selló su séptimo trofeo en la máxima categoría del motociclismo, el noveno de su carrera.

«Es imposible siquiera hablar, no quiero recordar lo que he pasado, solo disfrutar del presente, pero ha resultado muy difícil. Cometí un gran error, regresar demasiado temprano, luché, luché y luche y he vuelto, así que me siento en paz», recalcó Marc Márquez tras una retahíla de celebraciones en las que vio un vídeo en el que le recordaron casi a partes iguales sus momentos más bajos y los triunfos logrados con Ducati, se puso un casco con un rojo brillante que casi no dejaba ver el resto de detalles, mayoritariamente negros y alguno azulado, de sus patrocinadores y vistió un peto con una frase que lo resume todo y que también pudo verse al final de ese emotivo vídeo:More than a number (Más que un número). En Motegi, el hogar de Honda, la marca con la que sumó sus seis campeonatos anteriores en MotoGP, más que divertirse, tocaba ser cerebral. Pero, aun así, el gen competitivo acabó saliendo.

Tras una salida con un levísimo problema, supo esperar el momento oportuno para superar a un Pedro Acosta que fue de más a menos y que acabó la carrera en la decimoséptima plaza tras irse a la arena, para colocarse en segunda posición y, desde allí, teniendo por delante a un Pecco Bagnaia contemporizar las cosas. Quizás, cuando vio el humo blanco que cada vez más brotaba del escape de la moto de su compañero, se le pasó por la cabeza atacar para ser primero. Pero, si llegó a ocurrir, la prudencia esta vez pudo más que una ambición que, tal vez, podría haberle salido muy cara. Ser campeón, el quinto más veterano de la historia y el sexto que lo consigue con dos marcas distintas, estaba por encima de todo.

En carrera, en esta ocasión, no pudo estar su predecesor, un Jorge Martín que, a raíz de su caída en la sprint race del sábado, tendrá que pasar por el quirófano en Barcelona por una fractura en la clavícula derecha. Y, en cuanto al resto de pilotos españoles que sí pudieron estar en Motegi, Raúl Fernández fue séptimo; Fermín Aldeguer, décimo; Maverick Viñales, decimosexto; y Álex Rins, finalmente, cerró la clasificación con el decimoctavo puesto. Luca Marini, con problemas mecánicos, Takaaki Nakagami, quien se salió de la pista, y Jack Miller, por una rotura de cadena, mientras, no lograron culminar la prueba.